Ajab, ¿de qué lado estás?

Ajab, ¿de qué lado estás?

Ajab consideró las relaciones con Tzidón como decisivamente importantes, desde lo politico y lo económico, y estaba influenciado por su señora que realmente no “se reflejaba dubitativa“. No obstante, ¿cómo actúa él al encontrarse con el profeta?

¿Cuántos profetas de Dios fueron asesinados por Izevel? ¿Cuántas viudas y sus hijos murieron de hambre (que evoca las plagas de Egipto)? El rey ya salió en busca de heno para mantener vivos a “un caballo y una mula“ (el núcleo de su ejército). En el tercer año, la iniciativa se revirtió-Dios envió a Eliahu al encuentro de Ajab, para ponerle fin a la sequía y brindar lluvia. Pero Dios no envió a Eliahu al Monte Carmel (aparentemente, en esa época era la frontera del reino de Israel con Tzor, Tiro y Tzidón, Sidón).

Eliahu se paró allí y rezó “Respóndeme Dios respóndeme…” (versículo 37), ya que Eliahu tendía a una concepción religioso-histórica. “Dios es Elohim” (versículo 39). Sólo Dios da la lluvia, y las leyendas del Baal retornarán a Tzidón o serán sacrificadas en el Kishón. Lo pidió y fue escuchado. También recuperó “el altar destruido de Dios” (versículo 30), y construyó un altar para Dios, de 12 piedras, como indicio de la reunificación de las 12 divisiones, Iehudá e Israel-de nuevo al Monte Sinai.

Eliahu sabia que Ajab vacilaba “entre las dos opciones” (versículo 21). La reina tirana  nunca “vacilaba entre las dos opciones”, y no envió  al Monte Carmel a los “profetas de la Asherá…los cuales comen a la mesa de Izevel” (versículo 19). Sólo Ajab estaba desgarrado anímicamente, y en su palacio se hallaban “las dos opciones”, tanto Izevel como Ovadiahu.

No parece que Ajab tenía dudas en su fe religiosa-en el sentido religioso estaba cerca de Eliahu, y Ovadiahu en su casa lo demostrará. No obstante, Ajab consideraba las relaciones con Tzidón como decisivamente importantes, desde lo politico y lo económico, que permitieron un florecimiento inusual  en Shomrón, e Izevel fue la garante de esas relaciones. Ajab comprendió el costo de la opresión de Izevel al matar a los profetas de Dios, pero lo atribuyó al fanatismo religioso de Eliahu “el que arruina a Israel” (versículo 17).

Sin embargo, en el momento del encuentro, Ajab se desvaneció y lo siguió, e incluso le permitió conducir su carroza por la mano de Dios, con la lluvia, “hasta llegar a Izreel” (versículo 46).
Cortesía sitio 929

 

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