Una guerra militar y nacional, ¿es el ideal?

Una guerra militar y nacional, ¿es el ideal?

Están aquellos que ven una virtud en el paso a una guerra militar nacional. No obstante, es probable que desde un inicio estuviera previsto que toda la conquista fuera milagrosa si no hubiera causado el pecado. Parece ser que el pecado no fue solo de Aján, sino también de Yehoshua y sus espías, que a través de sus acciones manifestaron el alejamiento del pueblo del ideal divino.

Están aquellos que explican que el hecho que la guerra contra Hai haya sido una guerra común, en la cual los integrantes del pueblo de Israel combatieron de un modo militar expresa un paso adelante al recibir el pueblo la orden de afrontar sus propios problemas. El milagro estaba destinado para la etapa de la “infancia” pero una vez que el pueblo madura, habrá de reconocer a su creador como aquel que le abastece sus necesidades  con elementos naturales.

No obstante, se puede proponer otra vía para evaluar la guerra contra Hai y su naturaleza. Es posible que exista una realidad ideal de apego a Dios, en ese estado la base de la vida es el milagro, y la naturaleza común no existe en absoluto. El ingreso del pueblo de Israel a la tierra se caracterizó por su carácter milagroso, y la revelación divina directa en la guerra de Israel contra Ierijó, reflejó la continuidad de la proximidad en el desierto, como expresión suprema del apego del pueblo a su Creador. Si el pueblo se hubiera aferrado a la divinidad y a la providencia milagrosa revelada no había necesidad de continuar la conquista a través de una guerra nacional.

El pecado de Aján empalideció la maravillosa movida de la conquista milagrosa, alejó al pueblo de la relación afectiva con su Dios y lo hizo descender al mundo natural y a sus condiciones. La transición hacia la guerra militar nacional no es una fase de avance en el desarrollo, sino por el contrario, una manifestación de crisis. El giro llegó como consecuencia del pecado de Aján, pero resulta que no se puede endilgar un cambio tan fundamental al pecado de un individuo y sus actos excepcionales. A la par de su pecado se registraron otros adicionales: 1. Los espías de Hai pecaron con orgullo y arrogancia y así provocaron la caída de todo el pueblo. 2. En un principio, fueron enviados por Yehoshua de forma imprudente y con excesiva confianza en sí mismos.

Hay un nexo interno entre todos los pecados mencionados: la adjudicación del triunfo al pueblo en lugar de adjudicárselo a Dios. Así, Aján pensó que el botín de Ierijó le pertenece a Israel y le corresponde a él mismo. De ese modo, los espías de Hai, también cedieron y asumieron fácilmente que someterían a Hai con un puñado de soldados. También Yehoshua se equivocó en el hecho de enviarlos sin haber recibido la orden celestial de preparar la conquista de Hai de un modo militar. Los tres pecados expresaron el distanciamiento del pueblo del ideal divino.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Oz vaAnavá, Yiunim beYehoshua Shoftim" publicado por "Midreshet haGolán".

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