Todos han echado mano de lo consagrado

Todos han echado mano de lo consagrado

Al comienzo de nuestro capítulo el texto describe que el pueblo de Israel echó mano de lo consagrado y esa fue la razón de su caída en la guerra contra Hai. ¿Acaso no se trata de una exageración y no es que sólo Aján tomó de lo consagrado? Parece que Aján echó mano en forma material y todo el pueblo de Israel lo hizo en un sentido espiritual.

Tras el relato de la brillante victoria sobre la ciudad de Ierijó, Yehoshua encara la conquista de la ciudad de Hai, una conquista que culmina con una aplastante derrota que ocasiona numerosas bajas en el pueblo de Israel y además provoca una caída de todo el campamento de Israel a nivel moral.

A pesar de que el texto da cuenta de que en efecto, Aján tomó del botín de la ciudad de Ierijó, sin embargo agrega que Israel echó mano de lo consagrado (Versículo 1). Más aún, en las palabras de Dios a Yehoshua se reitera la culpabilidad general de Israel en la cuestión de la traición:“Ha pecado Israel y también ha violado mi pacto que les he encomendado…también han echado mano de lo consagrado y también han hurtado, también han mentido y también lo han ocultado entre sus utensilios” (Versículo 11). ¿Qué motivos tenía el texto para acusar aparentemente a toda la congregación de Israel por el pecado de un solo hombre? Más aún, ¿Por qué fueron ellos castigados por el pecado de ese hombre?

Parece ser que el texto viene a indicarnos que no se trata, de hecho, de que un solo hombre ha tomado de lo consagrado. A pesar de que es correcto que solamente Aján es el que efectivamente tomó del botín de la ciudad de Ierijó a pesar de la prohibición establecida, sin embargo él, en realidad, expresó un movimiento espiritual de todo el pueblo.

La prohibición de tener provecho del botín de la ciudad de Ierijó surgió del hecho que se trataba de una conquista divina, que no era para nada natural. Por lo tanto se impone, que el botín de la ciudad conquistada por medio de Dios, pertenece a lo consagrado y no será tomado por los hijos de Israel. El hecho de tomar del botín por parte de Aján, manifiesta la herejía en la exclusividad de Dios como factor de la victoria sobre Ierijó y la adjudicación del triunfo a los hijos de Israel. Esto es lo grave en el hecho de haber tomado de lo consagrado.

Esta movida conceptual parece haberse extendido por todo el pueblo de Israel. Pueden dar testimonio de ello los espías quienes creían con descarado precio  que se podía conquistar una ciudad fortificada que incluía a doce mil combatientes con la ayuda de dos mil-tres mil combatientes y todo ello para no extenuar al pueblo victorioso (Versículo 3). Esta jactancia y esta expresión de “mi fuerza y el poder de mi mano me hizo esta riqueza” es un engaño espiritual que ya existía también en esa época y por ello todos ellos fueron castigados.

 

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