Sólo no perder la oportunidad

Sólo no perder la oportunidad

La historia de la salida de Egipto y la prohibición de comer Jametz entrelazada con ella, nos enseñan a no perder oportunidades, a no caer en la tentación de elegir la vía más cómoda y fácil, que no requiere de esfuerzo, que no nos lleva a ninguna parte.

Cientos de años esperó el pueblo de Israel ese gran día en el cual se liberará del yugo de la esclavitud. Y he aquí, que cuando finalmente llega el día, el pueblo de Israel debe levantarse y salir de inmediato, precisamente ahora, porque en un instante la oportunidad se perderá-los egipcios llegarán  y el momento se perderá.

El relato de la salida de Egipto nos enseña a no perder oportunidades, pero ésta es una consigna muy difícil. Generalmente, en alguna fase de la vida quedamos atados a la rutina diaria y nos convertimos en más lentos y duros, y todo cambio, hasta el más pequeño, se convierte en un tema complejo. Hasta que evaluamos la oportunidad, hasta que la revisamos y decidimos y nos organizamos- la ventana de oportunidades se cierra. El significado original de la palabra oportunidad es el “barco en el puerto”. A veces, hasta que la persona está dispuesta a subir al barco-el mismo ya retornó al mar, y quién sabe cuándo volverá a anclar en la costa.

La prohibición del jametz, así parece, es una reacción a dicha debilidad humana. Los hijos de Israel salieron de Egipto con tal celeridad, que hasta no  tenían el tiempo suficiente para permitir que la masa leudara. Se vieron forzados a adaptarse al movimiento de la vida y conformarse con Matzot. Ellos salen en el estado que se encontraban y se abren camino hacia la libertad. Pero aparentemente, entre los miembros de los hijos de Israel también había algunos que no se les pasaba por la cabeza, la idea de partir sin pan, y cuando llegó el anuncio de apresurarse y salir, lo ignoraron y se demoraron en la preparación de la vianda. Una vez que terminaron de empacar  los panes frescos, descubrieron para su sorpresa que se quedaron solos en Egipto, y que los portones de salida de la ciudad se habían cerrado. La oportunidad se había acabado.

Jaza”l, nuestros Sabios de Bendita Memoria, compararon al Jametz con el instinto del mal. Generalmente, estamos acostumbrados a retratar al instinto del mal como un monstruo, un Satanás-humano con cuernos que incita a la transgresión, pero la comparación del instinto del mal con el Jametz no coincide  con esta imagen ya que el Jametz es un elemento productivo, sabroso y saludable. La similitud del instinto del mal como el Jametz nos presenta un enemigo mucho más peligroso. El instinto del mal con el cual confrontamos incesantemente no intenta convencernos para realizar actos claramente malos. Cada vez que llegamos a un cruce significativo, él intenta seducirnos para elegir el camino más cómodo y fácil, a no esforzarnos y no cambiar-para demorarnos y perder la oportunidad.

Hay personas cuya vida transcurre en estado de espera. Ellos esperan “alcanzar el amor”, “encontrar la luz”, “encontrar la gran historia” de sus vidas, aguardan que alguien les revele su rol  y destino en el mundo. No siempre eso llega. Muchas veces ellos se desilusionan al descubrir que el mundo asoma como cerrado y bloqueado ante ellos, que nadie les propone una oportunidad para desarrollarse. Pero en realidad es a la inversa: son ellos los que se encierran  ante el mundo. No pueden responder al llamado de la vida que les abre sus puertas.

El vocablo “Jametz” está relacionado con la palabra “Hajmatzá” (pérdida de la oportunidad) y la prohibición del Jametz en Pesaj nos enseña que no podemos perder oportunidades para desarrollarnos. En el lenguaje del Midrash: “así como no se permite que la Matzá se eleve, del mismo modo no se pierde la oportunidad de cumplir un precepto, sino que cuando tienes la oportunidad de cumplir un precepto, hacelo de inmediato” (Mejilta Bó, Parshá 9).
Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Lehitorer leiom jadash: kriá mitjadeshet shel haTorá veshel jaJaim" ("Despertar a un nuevo día: una lectura renovada de la Torá y de la vida"), publicado por Maguid

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