Los preceptos de la guerra en la Torá (Deuteronomio 20) distinguen entre la guerra con una ciudad distante (fuera de Israel) y la guerra dentro del país. Con una ciudad lejana es posible hacer un tratado de paz, pero no con una ciudad cercana. 

Debarim 20 
10. Cuando te acercares a una ciudad para combatir contra ella; le dirigirás un llamado por la paz.11. Y ocurrirá que si ¡Paz! te respondiere, y se te abriere a ti, y será que todo el pueblo que se halla en ella, te deberán tributo y te servirán.12. Empero si no hiciere paz contigo, e hiciere contigo la guerra: la sitiarás.13. Y la entregará el Señor tu Dios., en tu mano y matarás a todos sus varones a filo de espada.14. Sólo las mujeres y los infantes y los animales y todo lo que hubiere en la ciudad -todo su botín- despojarás para ti; y consumirás el botín de tus adversarios, que te ha concedido Adonai tu Dios. a ti.15. Así habrás de hacer a todas las ciudades -las distantes de ti, mucho- que no son de las ciudades de los pueblos estos.16. Empero de las ciudades de los pueblos estos -que Adonai tu Dios te concede en heredad- no dejarás subsistir alma alguna.17. Pues destruirlos, habrás de destruir: al Hittí y al Emorí, al Quenahaní y al Perizzí, al Hiví y al Iebusí; como te ha ordenado Adonai tu Dios. 17.  Para que no hayan de enseñaros a vosotros a hacer, como todas sus abominaciones que han hecho ante sus ídolos; ya que habréis pecado ante Adonai vuestro Dios. 

Los Guibonim conocían esto, y ¿qué es lo que hacen con la información? Actúan en forma engañosa “haciéndose pasar por emisarios” (versículo 4) se disfrazan. El disfraz incluye todo aquello que convenza al pueblo de Israel que se trata de personas provenientes de un país lejano, sacos viejos, ropa antigua y otros. 

El disfraz es convincente y la solicitud de los Guibonim es la de alcanzar un pacto que es correspondido  por Israel. El pueblo de Israel a pesar de concretar este acuerdo, sin embargo “Mas el consejo de Dios no consultaron” (versículo 14). 

Los Guibonim se convierten en aguateros y leñadores 

Sólo tres días después entendieron los israelitas que habían sido engañados. Yehoshua y los líderes de las tribus ofrecen una solución que, por un lado, no viola el pacto que se hizo en nombre de Dios, y por otro lado propone un arreglo que permite una salida honrosa para Israel.