Síntesis del capítulo, Jueces 17

Síntesis del capítulo, Jueces 17

Los capítulos 17-21 del libro Shoftim (Jueces) no tratan sobre jueces y salvadores sino todo lo opuesto.

En esos capítulos encontramos dos grandes relatos que se extienden por varios capítulos. El primero es el episodio de Mijá y la heredad de Dan y el segundo es el relato de la concubina en Guibá y la guerra contra Biniamín. Estos dos episodios, aparentemente ocurrieron al inicio del período de los jueces (Seder Olam Raba 12) y representan una situación problemática en la observancia de los preceptos y el pobre nivel espiritual del pueblo de Israel.

Nuestro capítulo es parte de un relato que se prolonga en los capítulos 17-18. En la primera parte del relato (Capítulo 17) se relata acerca del establecimiento del santuario de Mijá. Y para un santuario se requieren dos elementos que sin ellos no es posible: un dios para adorarlo en el santuario y un Cohen (Sacerdote) que trabaje en el santuario. Mijá realiza ambos pero de un modo tergiversado:

Mijá prepara un ídolo y establece la casa de Dios (Versículos 1-5)

Mijá (o: “Mijaiahu”) es un “hombre del monte Efraim” (Versículo 1). Se confiesa ante su madre diciéndole que le robó dinero: “he aquí que ese dinero está conmigo; yo lo tomé” (Versículo 2). Su madre maldijo al maldito ladrón, y ahora intenta corregir “Bendito sea mi hijo ante el Eterno” (Versículo 2). Ella también consagra una respetable suma del dinero para la constitución de la casa de Dios y la creación de un ídolo. Así, en el contexto de un robo en la familia, maldición, y la elaboración de Efod e ídolos, fue erigida “la casa de Dios” en la casa de Mijá.

Mijá consagra a un joven de Leví para que oficie de Cohen en el santuario (Versículos 6-13)

En un principio, Mijá nombra como Cohen a uno de sus hijos, pero entonces llega un joven Leví “de Beit Lejem Iehudá” y busca “para ir a vivir donde hallase” (Versículo 8). Mijá le ofrece trabajo como Cohen en su santuario, residencia en el lugar, un salario anual y además el reintegro de todos los gastos de indumentaria y sustento (el detalle completo figura en el versículo 10). El joven acepta y Mijá está conforme. “Y dijo Mijá: Ahora sé que el Eterno me favorecerá, pues el Levi es mi sacerdote.” (Versículo 13).

En el próximo capítulo escucharemos acerca del santuario de Mijá y lo que le sucedió.

 

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