El encuentro alrededor del pozo (Versículos 1-5)

Iaacov continúa su viaje desde Beit El y se dirige “hacia la tierra de los Benei Kedem” (Versículo 1). De repente vio un pozo en el que habían “tres rebaños de ovejas que yacían junto a él” (Versículo 2). Al comprender Iaacov que los pastores son de Jarán, intentó aclarar con ellos si es que lo conocen a Labán y ellos responden afirmativamente.

El encuentro con Rajel (Versículos 9-12)

Mientras Iaacov conversaba con ellos, de repente llegó Rajel “con las ovejas de su padre” (Versículo 9). Se infiere que Iaacov entendió de inmediato que Rajel era parte integral de la familia de su madre, la besó y se echó a llorar. Iaacov le dijo a Rajel que es parte de su familia y ella corrió presurosa hacia su padre.

El encuentro con Labán (Versículos 13-21)

Labán escucha las palabras de Rajel, se reúne con Iaacov lo abraza y lo besa. Iaacov permaneció en la casa de Labán durante un mes y éste le preguntó a Iaacov: ¿“Dime cuál ha de ser tu paga?” (Versículo 15). Iaacov que amaba a Rajel, la hija menor de Labán, solicitó trabajar por ella siete años. Labán aceptó “mas fueron en sus ojos cual pocos días por su amor hacia ella” (Versículo 20).

El casamiento (Versículos 21-24)

Transcurridos los siete años, Iaacov le solicitó a Labán casarse con Rajel. Labán organizó un banquete pero le entrega a Iaacov a su hija Leá en lugar de entregarle a Rajel, sin que Iaacov se percatara de ello.

El diálogo con Labán (Versículos 25-27)

A la mañana Iaacov vio a su mujer y para su sorpresa descubrió que se trataba de Leá y no de Rajel. Iaacov se encolerizó y se dirigió hacia Labán y le preguntó: “¿Y por qué me has engañado? (Versículo 25). Labán le respondió que estaba dispuesto a entregarle también a su hija Rajel a cambio de siete años de trabajo adicionales (otros siete años de trabajo).

El casamiento con Rajel (Versículos 28-30)

Iaacov acepta el plan astuto de Labán y trabaja siete años más, a cambio de poder casarse con Rajel.

Leá da a luz (Versículos 31-35)

Leá era la mujer odiada en la casa de Iaacov y Dios abrió su matriz, a diferencia de Rajel, que era estéril. Leá dio a luz a cuatro hijos, cuyos nombres están relacionados estrechamente con el vínculo entre Leá y Iaacov.