Síntesis del capítulo, Deuteronomio 13

Síntesis del capítulo, Deuteronomio 13

El primer versículo del capítulo (o el que cierra el capítulo anterior) presenta una advertencia general para observar los preceptos de Dios: “Toda la palabra, que yo les ordeno a ustedes, eso habrán de cuidar para hacer, no habrás de añadir sobre ello ni habrás de menguar de ello” (Versículo 1). Después de ello, son exhibidos tres casos de incitación a la idolatría.

Un profeta incitador (Versículos 2-6)

El primer caso que es presentado es tal vez el más leve: un profeta que exhibe un milagro e intenta convencer a sus oyentes para que practiquen la idolatría: “Y viniera a suceder el signo o el prodigio, que te había hablado diciendo: vamos en pos de otros dioses, a quien no has conocido y adorémoslos” (Versículo 3). Por cierto que no debe ser escuchada la palabra del profeta y hay que matarlo “y extirparás al malo de en medio de ti” (Versículo 6)

Un incitador cercano (Versículos 7-12)

El segundo caso presenta un afrontamiento más duro: incitación al paganismo desde un familiar o un amigo cercano. La Torá advierte no escuchar a esa persona incitadora “No lo consentirás ni le escucharás, y que no se apiade tu ojo sobre él, ni le tengas compasión ni le encubras” (Versículo 9). La Torá decreta para este hombre la muerte, para que todos vean y teman “y no volverán a hacer como esta cosa mala  en medio de ti” (Versículo 12)

Una ciudad perdida por la idolatría (Versículos 13-19)

El tercer caso es el hecho más grave en el cual una ciudad entera es convencida por perversos para practicar la idolatría. Tras una investigación y revisión para constatar la veracidad del hecho, la Torá ordena matar a los habitantes de dicha ciudad, y convertirla en ruinas “y será ruina para siempre, no habrá de ser edificada más” (Versículo 17). El párrafo concluye con una advertencia para la observancia de los preceptos de Dios.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj.

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