Nuestro capítulo relata acerca de dos guerras de Ajab, el rey de Israel, contra Ben Hadad, el rey de Aram. Dos guerras que son descriptas con relativa extensión, y que se libraron un año tras otro.

La primera guerra contra Aram (Versículos 1-25)

Ben Hadad asciende a Shomrón para luchar contra ella “teniendo consigo treinta y dos reyes, y caballería y carros de guerra”. Ben Hadad le pide a Ajab que se rinda y él acepta. Pero después de que Ben Hadad exagera en sus demandas, Ajab dirige la decisión a los Sabios del pueblo y ellos lo fortalecen para que no se rinda. Ben Hadad se vanagloria porque habrá de conquistar a Shomrón con facilidad, y Ajab le responde con una frase que se convierte en una expresión: “No se alabe el que se ciñe (las armas), como el que se las desciñe” (Versículo 11). Ajab  es también fortalecido por un profeta que le dice “he aquí que Yo voy a darla en tu mano, hoy mismo, y sabrás que Yo soy el Señor” (Versículo 13). Aram e Israel salen a la guerra, pero visto y considerando que Ben Hadad llega ebrio a la contienda-Israel logra vencer a Aram. Tras la victoria el profeta le profetiza a Ajab de que en un año, el rey de Aram retornará y luchará contra Israel”.

La segunda guerra contra Aram (Versículos 26-43)

Como lo dijera el profeta, transcurrido un año, llega Ben Hadad y lucha nuevamente contra Israel. Antes de la guerra, llega un varón de Dios a Ajab y le transmite una profecía de victoria: “Así ha dicho el Señor: Por cuanto han dicho los de Aram: Dios es el Señor de la serranía, mas no es Dios de los valles, por lo mismo entregaré toda esta inmensa multitud en tu mano; y conoceréis que Yo soy el Señor” (Versículo 28). También en esta ocasión, el ejército israelita logra derrotar al ejército de Aram. Los siervos de Ben Hadad intentan convencerlo de cesar en la lucha y de acordar un pacto con Ajab. Ben Hadad acepta, y Aram acuerda un pacto con Israel. Ajab define a Been Hadad “mi hermano”, y lo libera con dignidad. Tras acordar el pacto se presenta el profeta ante Ajab y lo reprende por el pacto acordado con Aram, e incluso decreta un castigo para Ajab: “responderá tu vida por su vida, y tu pueblo por su pueblo” (Versículo 42).