Pureza ritual y los procesos naturales que podemos mejorar

Pureza ritual y los procesos naturales que podemos mejorar

        “La mujer cuando conciba y dé a luz varón, será impura (ritualmente) siete días; conforme a los días de su menstruación será impura. Y al octavo día se circuncidará al niño (Vaikrá 12: 2-3).

A primera vista, parece que la mitzvá de Milá, la circuncisión, no encaja con tumát yoledet, -la impureza de una mujer que ha dado a luz-. Por otra parte, ¿cuál es la naturaleza de la tumát yoledet? Tumá aparece, en términos generales, en relación con la muerte (con la excepción de los ocho de reptiles mencionados en Vaikrá 11: 29-30.

Pero el escenario de la yoledet –parturienta- es lo contrario de la muerte, para que ingrese en estado de tumá cuando da a luz. El versículo compara esta tumá a la de la mujer Nidá (menstruante). Pero la impureza ritual de la Nidá está relacionada con la vida potencial que no se ha realizado, y la emisión de la sangre que contiene el óvulo que podría haber tenido una nueva vida. Una mujer que da a luz acaba realizando plenamente ese potencial. ¿Por qué tiene la misma tumá?

La Torá viene a enseñarnos que todo proceso natural tiene algunos aspectos contradictorios, y los aspectos nocivos (incluso en los actos positivos) no pueden ser ignorados. Algunas personas piensan que todo lo que es natural es bueno. Pero, la Torá se sale de ese camino, en un contexto donde todo es aparentemente bueno, para enfatizar que hay aspectos incompletos y negativos.

Esta es la razón por la que la milá se menciona en este contexto. El MidrashTanjuma (Tazría 5) cita una famosa disputa entre Rabí Akiva y el malvado procurador romano, Turno Rufo, que le preguntó a Rabí Akiva: “-¿Son acaso más bellas las acciones del Santo, Bendito sea, o las de un hombre de carne y hueso? -Las del hombre de carne y hueso son más bellas. –Sin embargo, el cielo y la tierra que vemos, ¿acaso puede el hombre hacer algo de igual belleza? -No me hables de lo que está más allá de las posibilidades de la criatura, puesto que las criaturas no tienen poder sobre ello. Háblame de las acciones de los hijos de Adán. -¿Por qué practicáis la circuncisión?

-Ya sabía yo que me preguntarías sobre esto, y por eso te tomé la delantera y te dije que las acciones del hombre son más bellas que las del Santo, bendito sea. Rabí Akiva trajo entonces espigas y algunos panecillos y le dijo: -Aquí está la obra del Santo, Bendito sea, y he aquí la obra del hombre. -Ciertamente, estos panes son más bonitos que las espigas. Turno Rufo volvió a preguntar: Si Dios desea la circuncisión, ¿por qué el niño no sale circunciso de las entrañas de su madre? A lo cual contestó Rabí Akiva: “¿Y por qué sale el cordón umbilical del niño fijo a su vientre, y su madre debe cortarlo? Si los niños no nacen circuncisos es porque el Santo, Bendito sea, ha dado a Israel prescripciones, mitzvot, para que se purifique por medio de ellas.” (Tanjuma, ParasháTazría 5).

Rabí Akiva está tratando de comunicarle a Turno Rufo que los estados naturales creados por Dios no son necesariamente los mejores, y que el judaísmo cree que estamos destinados a tener los materiales que Dios nos dio y desarrollarlos, como el rabino Akiva ejemplifica en la analogía con el trigo y la  torta. El hombre no debe comer el trigo tal cual crece desde el suelo, sino que lo procesa y convierte en un producto completo. La más humilde obra humana completa a la más excelsa Obra Divina.

La Torá yuxtapone tumát yoledet a la mitzvá de milá para hacer hincapié en esta idea: hay imperfecciones en el mundo, y tenemos que corregirlas. La “imperfección” de la tumá deriva del proceso de nacimiento necesariamente doloroso. Prácticamente, todos los varones del mundo nacen con prepucio, y es la eliminación del mismo la primera y más básica señal del hombre judío. Al darse cuenta de este propósito dado por Dios, cumplimos con los mandamientos de la Torá y el deseo divino de que completemos la creación con nuestras propias manos.

Casi la totalidad de la parashat Tazria y parashat Metzorá están dedicadas a las leyes de tumá y tahará – impureza y pureza rituales. Realmente no hay equivalente en español para estos términos, ya que estos conceptos de tumá y tahará no forman parte de la vida occidental.

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