Propósito de que Moshé fuera el Faraón

Propósito de que Moshé fuera el Faraón

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¿Cuál era el propósito de que Moshé fuera al Faraón si
Dios ya había endurecido su corazón?
RASHI (V. 1-2): Dios dijo a Moshé que advirtiera al Faraón de la
próxima plaga (si bien su corazón había sido endurecido) para
ridiculizar a Egipto. Así, la palabra hitalálti/התעללתי(v. 2) debe
entenderse como “Me mofé” o “ridiculicé” (sajákti/שחקתי).
OR HAJAÍM: La anterior plaga de granizo fue absolutamente
horrenda, y con todo no logró que el Faraón cambiara de opinión.
Esto debilitó el ánimo de Moshé, pues parecía que nada convencería
al Faraón de liberar al pueblo judío. Por lo tanto, Dios dijo a
Moshé (aquí, en el vers. 1): “Ven al Faraón, pues Yo he endurecido
su corazón”, como diciendo, “¡No te preocupes! ¡Aún vale la pena
ir al Faraón para informarle de la siguiente plaga! La única razón de
que no escuchó la última vez es que Yo endurecí su corazón.
Cuando quite la dureza, él los dejará ir”.
SFORNO: Dios dijo a Moshé: “Yo he endurecido su corazón, y el
corazón de sus sirvientes, a fin de poner estos milagros Míos en su
medio”. O sea, el propósito de ir al Faraón no era que él escuchara
a Dios, pues Dios ya había endurecido su corazón. Más bien, era
para que el Faraón se rehusara a dejar salir al pueblo judío,
proveyendo a Dios de esa manera la oportunidad de realizar
milagros adicionales de proporción histórica.

 

Torat Menajem
DIFICULTAD CON OR HAJAÍM (V. 1-2)
La apertura de nuestra Parshá parece presentar una contradicción. Por
un lado, a Moshé se le dice: “Ven al Faraón”, y luego se le dice: “pues Yo
he endurecido su corazón”, lo que parece una buena razón para no ir al
Faraón.
Or HaJaím explica que Dios reconfortó a Moshé diciéndole que el
que el Faraón no lo escuchara no representaba un fracaso suyo sino, más
bien, era resultado de la intervención Divina.
Sin embargo, esta solución es difícil de aceptar porque, mientras tanto
continúe la intervención Divina —como lo hizo con esta plaga— sigue
pareciendo inútil que Moshé visite al Faraón. Cuando Dios dijo a Moshé
“Ven al Faraón”, ¿qué consuelo sería saber que el corazón del Faraón
seguía siendo endurecido? ¡Seguramente sólo confirmaría la convicción
de que toda la visita era inútil!
Por lo tanto, la interpretación de Sforno parece más aceptable en el
plano literal, o sea, que las palabras de Moshé al Faraón, y la plaga
resultante, pretendían ser puramente una exhibición adicional del poderío
de Dios.
PREGUNTAS SOBRE SFORNO
Sin embargo, la interpretación de Sforno presenta una serie de
dificultades:
1. Según Sforno, la meta de la visita de Moshé al Faraón era lograr un
resultado específico: aumentar los milagros de Dios. El método preciso
con que este resultado se logró (el endurecimiento del corazón del
Faraón) no era de importancia primaria. Por lo tanto, el versículo podría
haber dicho simplemente: “Ven al Faraón, para que Yo pueda poner estos
milagros Míos ante él”. La declaración “Ven al Faraón pues Yo he
endurecido su corazón”, parece acentuar más el método que el resultado.
2. Esta no es de ninguna manera la primera vez que la dureza de corazón
del Faraón se menciona en la Torá. Incluso antes de la primera plaga
(sangre), Dios prometió a Moshé “Yo endureceré el corazón del Faraón”
(Vaeirá 7:3), y antes de la plaga de llagas (la sexta) se nos cuenta que Dios
efectivamente lo hizo: “Dios endureció el corazón del Faraón” (ibíd. 9:12).
Sin embargo, ello jamás se dio como una razón para la visita de Moshé al
Faraón. ¿Por qué encontramos que súbitamente, con esta plaga (la octava),
se dice a Moshé: “Ven al Faraón pues Yo he endurecido su corazón”?
3. Similarmente, el concepto de incremetar los milagros de Dios
endureciendo el corazón del Faraón también parece ser una repetición
aquí. Antes de comenzar las plagas, Dios dijo a Moshé: “Yo endureceré el
corazón del Faraón [para] incrementar Mis milagros y portentos en la
tierra de Egipto” (Vaeirá 7:3). ¿Qué agrega la declaración de Dios a
Moshé ahora, siete plagas después, que “Yo he endurecido su corazón...
para que pueda mostrar estas señales Mías ante él”?
LA SOLUCIÓN DE RASHI
La anterior plaga de granizo fue la primera ocasión en que, de hecho,
“Dios endureció el corazón del Faraón” (9:12).
Con la plaga siguiente, que leemos aquí, Rashi escribe que Moshé fue
enviado al Faraón “a advertirle” de la plaga que se avecina. Esto contrasta
con la plaga previa (granizo) donde no se dio advertencia alguna al Faraón.
Se le dijo: “Deja ir a Mi pueblo para que puedan adorarme” (ibíd. 13), pero
no se le advirtió qué consecuencias tendría ignorar a Dios.
Así, la plaga actual (langostas) presentó un escenario sin precedentes
en la sucesión de plagas: Fue la primera en la que: a) el corazón del
Faraón fue efectivamente endurecido; b) se ordenó a Moshé advertirle las
consecuencias de sus acciones.
Por consiguiente, enfrentamos la pregunta por primera vez: ¿Qué
sentido tenía advertir al Faraón si su corazón había sido endurecido?
Para explicar esta paradoja Rashi escribe que el simultáneo
endurecimiento del corazón del Faraón junto con una advertencia logró
el efecto de “ridiculizar” o “burlarse” de Egipto. El Faraón y sus sirvientes
habrían enfrentado el terror de un inminente ataque, y aún así serían
impotentes para protegerse de él, pues la libre elección del Faraón fue
reducida. Esto debe haber llevado a Egipto a un estado de máximo
alboroto, pues eran incapaces de evitar una decisión que sabían tendría
consecuencias desastrosas.
LA RESPUESTA DEL FARAÓN (V. 7-11)
Con lo dicho en mente, podemos explicar una dificultad en la
respuesta del Faraón a la advertencia de Moshé:
En los vers. 7 a 11 leemos cómo, después de que Moshé y Aharón
abandonaron al Faraón, sus sirvientes argumentaron que el pueblo judío
debía ser liberado, pues estaban asustados de las consecuencias de otra
plaga. El Faraón sucumbió a sus quejas, convocó de regreso a Moshé, y
ofreció permitir salir al pueblo judío si dejaban a sus niños en Egipto.
Moshé, sin embargo, exigió la liberación incondicional del pueblo judío,
a lo que el Faraón no accedió.
La pregunta es obvia: Con las plagas anteriores, cuando el corazón del
Faraón aún no fue endurecido, no encontramos que estuviera dispuesto
a ninguna concesión; y aquí, la primera vez que el Faraón es advertido y
su corazón es endurecido, ¡es más generoso que nunca! De hecho, su
corazón parece tan apreciablemente suavizado que está dispuesto a dejar
salir al pueblo judío (si los niños se quedan).
Sin embargo, en base a la citada explicación de Rashi, este problema
puede resolverse:
El propósito de la advertencia de Moshé al Faraón era lograr la 
ridiculez y humillación de Egipto. El máximo ridículo posible ocurre si: a)
el Faraón realmente quiere liberar al pueblo judío y con todo b) es
incapaz de hacerlo.
Por lo tanto, es precisamente el endureciendo del corazón del Faraón
en el momento mismo en que está dispuesto a ceder que se logra la
máxima humillación de Egipto.
(Basado en Likutéi Sijot, Vol. 6, pág. 57 y ss.)

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