Preguntas de Abarbanel, Números 33

Preguntas de Abarbanel, Números 33

“He aquí las etapas del trayecto que siguieron los hijos de Israel desde que salieron de Egipto (guiados) por la mano de Moisés y Aharón. Y Moisés registró por escrito sus partidas por orden del Eterno.He aquí el detalle de las partidas: Partieron de Ramsés...y acamparon en Sucót, y partieron de Sucót y acamparon en Etam...”

(Números 33)

Nota: El texto continúa enumerando cada una de las estaciones donde acamparon durante los cuarenta años; desde la salida de Egipto hasta la entrada a Israel.

Pregunta: ¿Qué necesidad hay de resumir aquí todos los lugares donde acampó el pueblo durante todo el trayecto?, ¿No fueron ya mencionadas estas estaciones, cada una en su momento?

Respuesta:

Abarbanel propone aquí distintas respuestas de varios comentaristas anteriores a él:

La primera opinión que cita es la de RASHI, que explica que la Torá recalca todos estos lugares para mostrarnos la gran misericordia del Todopoderoso con Israel; pese al severo castigo de vagar cuarenta años en el desierto, no estuvieron cambiando de lugar constantemente sino que hubo bastante descanso entre cada estación.  Por ejemplo en el lugar llamado Kadesh el pueblo estuvo estacionado diecinueve años.

La segunda explicación la extrae del RAMBAM (Maimónides) que atiende  principalmente al gran esfuerzo y la dificultad que tuvo el pueblo de Israel durante el trayecto por el desierto.  Este lugar desolado no se puede comparar con algún espacio inhabitado cercano a una ciudad donde normalmente pasan caravanas o se puede sembrar y hay árboles, sino que realmente era un desierto peligroso e inhóspito.  Esta idea, de alguna manera ensalza la actitud de entrega que demostró el pueblo durante el trayecto, así como dice el versículo: “Así dice el Eterno: Me acuerdo a favor tuyo de la ternura de tu juventud, del amor de tus desposorios, de cómo fuiste tras Mi en el desierto, en una tierra que no fue sembrada” (Jeremías 2).

La opinión final de Abarbanel habla de que estas estaciones son una insinuación al futuro; y para respaldarlo cita el versículo del profeta Mijá (7,9): “De la misma manera como saliste de la Tierra de Egipto, Te he de enseñar milagros”, entendiéndose que en el final de los tiempos, al traer la redención, D-s habrá de realizar milagros similares a los de la salida de Egipto.  Así entonces, al ser llevado el pueblo de Israel por el “desierto” de los pueblos (en la diáspora) durante tanto tiempo, habrán de pasar por lugares amargos como “Mará” y a la vez lugares dulces como “Mitká”.

Combinando todas estas reflexiones, hemos pues de agradecer por un lado al Todopoderoso por habernos mantenido como pueblo y sobrevivido estos casi dos mil años de exilio en un desierto tan desolado llamado diáspora.  De la misma forma, ensalzamos al pueblo de Israel por haber aguantado tanto sufrimiento en tantos y cuantos lugares donde las inclemencias locales y  “bestias feroces” han arremetido contra cantidad de nuestros integrantes.  Es un gran privilegio el que podamos vivir en una época donde vemos luz al final del túnel, al ser testigos del gran y victorioso regreso del pueblo de Israel a su Tierra ancestral.  ¿Qué hubiera dado Don Isaac Abarbanel y muchos otros por presenciar estos gloriosos tiempos?

 

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