Preguntas de Abarbanel, Deuteronomio 10

Preguntas de Abarbanel, Deuteronomio 10

“Y ahora, Oh Israel, ¿qué requiere de ti el Eterno tu D-s sino que Le temas y sigas Sus caminos amándole y sirviéndole con todo tu corazón y con toda tu alma, cumpliendo Sus mandatos y preceptos que hoy te prescribo para tu bien?”

 (Deuteronomio 10, 12-13)

Preguntas:  

Aparentemente este tipo de pregunta “¿qué requiere de ti...  sino?”, implica que D-s pedirá del pueblo algo simple y fácil de cumplir; sin embargo el temor a D-s y el amarlo con todo el corazón y con toda el alma no es poca cosa; realmente es la esencia de toda la Torá y requiere de mucho trabajo.
¿Por qué esta petición se encuentra justo en este momento en que Moisés  recuerda los sucesos del desierto?
¿Qué tipo de “temor” y “amor” es el que D-s está pidiendo?, ¿Acaso se pueden combinar estos dos términos, o son excluyentes?

Respuesta:

Con el fin de, más allá de dar respuesta a estas preguntas, aclarar filosóficamente la manera adecuada de servir a D-s, Abarbanel comienza analizando los conceptos de amor y temor.

El servicio al Todopoderoso debe estar fundamentado en las bondades que hemos recibido de El a lo largo de toda nuestra historia: desde la misma creación del mundo y del hombre, hasta la salida de Egipto y la herencia de la Tierra de Israel.   De todo ésto, el ánimo natural debe derivar necesariamente en un amor incondicional a este Ser bondadoso y altruista.  Además de ésto, se crea también un sentimiento de temor, pero no un temor a ser castigado o regañado sino un temor que nos lleva a cuidarnos de no decepcionarlo por nuestro comportamiento, y al que podemos llamar “temor reverencial”.

Un ejemplo de ésto sería que el presidente del país me nombrara su asesor personal y me encomendara resolver un asunto difícil.  Automáticamente se generan dentro de mí dos sentimientos: el primero es de total agradecimiento por el puesto, y si anteriormente no era de sus fieles seguidores, ahora seré el primero; posteriormente, el sentimiento será de   temor a decepcionarlo, y desde ese temor, el deseo de cumplir fielmente con la tarea que me encomendó.  No tanto por el hecho de que me castigue si no lo cumplo, sino porque confió en mí y tengo el deseo de complacerlo plenamente.

A la luz de lo anterior, Abarbanel clarifica dos tipos de amor y dos tipos de temor:

a) El amor que nace del agradecimiento por todas las bondades recibidas; y

b) el amor que manifiesta también la esperanza de recompensa futura.

De estos dos tipos, lógicamente es muy preferible el primero, así como lo declara Anitígonos de Soco en el Pirkéi Avót 1,3: “No seáis como los esclavos que sirven a su amo por recibir un premio...”.  O sea: debemos amar como agradecimiento a lo que ya recibimos, que ha sido mucho.

Ahora con respecto al temor tenemos:

a) El temor a decepcionar al amo por no cumplir cabalmente su mandamiento, cuando Su gran bondad y confianza en nosotros nos llama a no defraudarlo (es el llamado temor reverencial); y

b) y el temor al castigo.

De igual manera el primero es mucho más elevado y preferible que el segundo ya que implica una mayor autoestima y posibilidad de enmienda y crecimiento futuro.  Un ejemplo de ésto lo encontramos en Exodo 3,6:  “Y cubrióse Moisés el rostro, pues temió mirar a D-s” y en Levítico 19,30: “Guardaréis Mis sábados y temeréis (reverenciaréis) Mi santuario”.  En ambos casos no hay castigo involucrado, sino que es precisamente un temor del primer tipo.

Ahora bien, estos versículos se encuentran justo después de que Moisés recuerda el suceso del becerro de oro en el desierto, y a pesar de ello recalca todas las bondades recibidas a lo largo del trayecto.  En otro caso, cualquier rey terrenal después de que su pueblo se rebela, les aumentaría el yugo y el deber de servicio para comprobar su lealtad; en este caso, D-s no aumenta ni una sola Mitzvá,  sino que únicamente pide que Le reconozcan todo lo que hizo por el pueblo mediante una actitud de amor (por agradecimiento pasado) y de temor  reverencial.

Que el Todopoderoso nos ayude a abrir los ojos y ver todas las bondades que hemos recibido de El, y a expresar así al máximo nuestro sentimiento de Amor y Temor, sirviéndolo “Como D-s manda”.

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