Por qué se reveló Dios a Abraham

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¿Por qué se reveló Dios a Avraham? (v. 1)
RASHI: Para visitar al enfermo. Dijo Rabí Jama bar Janiná: era el
tercer día de la circuncisión de Avraham, y [Dios] vino a preguntarle
por su salud.
MIZRAJÍ: ¿Por qué esperó Dios hasta el tercer día después de su circuncisión
para visitar a Avraham? Porque el primer día Avraham
estaba atareado circuncidando a Ishmael y a todos los miembros de
su casa, por lo que Dios no lo visitó. Dios luego eligió visitarlo al
tercer día y no al segundo, porque el tercer día luego de la circuncisión
es particularmente peligroso, mientras que el segundo no lo es.
OR HAJAÍM: El Shulján Aruj dictamina que “los amigos y parientes
tienen permiso de visitar a la persona enferma de inmediato, mientras
que los demás deben aguardar tres días” (Ioré Deá 335:1). El motivo
es que la presencia inmediata de alguien fuera de un amigo o familiar
“declararía” públicamente que la persona está enferma, lo que
no es bueno para su mazal (fortuna).
Si bien Dios es un “pariente”, por así decir, de cada judío, una visita
de Dios es, no obstante, un asunto sumamente público. Por lo
tanto, a estos efectos, Dios no podría ser considerado un “pariente”
y por eso esperó tres días antes de visitar a Avraham.
RAMBÁN: Dios se reveló a Avraham para curarlo. La revelación Divina
fue una cura para la enfermedad provocada por la circuncisión,
como dice el versículo: “A la luz del semblante del Rey, hay vida”
(Proverbios 16:15).
 ¿Sintió Avraham dolor con su circuncisión? (v. 1)
MIDRASH: Dijo Rabí Abá bar Kahaná: “Sintió dolor, para que Dios
pueda duplicar su recompensa”.
Rabí Leví dijo: “Avraham no circuncidó a sí mismo. Simplemente
miró, y se vio circuncidado”. Rabí Birjia dijo: “En esa ocasión, Rabí
Abá bar Kahaná maldijo a Rabí Leví, diciendo: '¡Eres un mentiroso
y un tramposo!'” (Bereshit Rabá 47:9).

Torat Menajem

¿POR QUÉ ESPERÓ DIOS TRES DÍAS? (v. 1)
Mizrají argumenta que Dios esperó hasta el tercer día de la circuncisión
de Avraham antes de visitarlo porque ese es en particular un momento
peligroso. Sin embargo, esta solución resulta problemática, pues:
a) La cuestión de qué día es el más peligroso, si el segundo o el tercero,
es discutida entre los comentaristas talmúdicos. Así, la solución de Mizrají
solamente sería válida según aquellas opiniones que sostienen que el
tercer día es más peligroso que el segundo. Según las otras opiniones, que
el segundo día es más peligroso, seguiría precisándose una explicación.
[De hecho, Rashi mismo, en su comentario al Talmud, dictamina según
esta última opinión (Shabat 134b)].
b) La mitzvá de visitar al enfermo se aplica a todos los enfermos, y no
solo a quienes corren grave peligro. Así, de aceptar la afirmación de
Mizrají que el tercer día es más peligroso, ello no explica aún por qué no
visitó Dios a Avraham el segundo día tras su circuncisión, aun si fuera un
momento de menos peligro.
Or HaJaím argumenta que Dios no visitó a Avraham de inmediato
para no atraer la atención.
Sin embargo, esto resulta difícil de aceptar, pues:
a) Ciertamente está dentro de la capacidad de Dios el visitar a una
persona en privado. Dios no está obligado a aparecer de manera pública.
b) El versículo 1 dice que Dios se apareció durante “el calor del día”,
sobre lo que Rashi comenta: “Dios sacó el sol de su funda para no
incomodarlo con huéspedes”. De esto vemos que de todos modos nadie
estaba presente cuando “Dios se apareció a Avraham”, y de hecho fue un
asunto privado.
Por lo tanto, seguimos con la pregunta: ¿por qué esperó Dios hasta el
tercer día antes de visitar a Avraham?

LA EXPLICACIÓN
Podemos resolver este problema al formular primero una pregunta más:
El acto de la circuncisión fue la primera –y única– mitzvá que Avraham
hizo con su cuerpo. Con ella ingresó, junto con todos sus futuros
descendientes, en un pacto santo con Dios. Esta representó un salto sin
precedentes en su propio servicio Divino, hacia el que había estado
dirigiéndose toda su vida.
Pues entonces, ¿por qué sintió dolor del todo? Ciertamente, ¡Avraham
debería haber estado tan abrumado de alegría al recibir la mitzvá de
circuncisión que no debería haber sentido ningún dolor!
De hecho, encontramos en la ley judía que si bien generalmente está
prohibido ayunar en Shabat (pues es un tiempo en el que la persona no
puede provocarse sufrimiento), quien tuvo un mal sueño tiene no
obstante permitido ayunar en Shabat para anularlo. Esto es así porque la
anulación mediante el ayuno le provoca en verdad placer y no
sufrimiento, pues está tan perturbado por el sueño (véase Shulján Aruj Admur
HaZakén, Oraj Jaím 288:3).
Ahora bien, si este alivio espiritual del malestar físico es posible incluso
para una persona común –pues el Código Judío de Leyes habla a la
persona término medio– ¡más aún esperaríamos que Avraham sintiera
sólo alegría en su circuncisión, y no dolor!
Además, cuando Rabí Leví (en el Midrash) expresó dicha postura, que
Avraham no sintió dolor, fue personalmente insultado por su colega Rabí
Abá bar Kahaná, quien lo llamó “mentiroso y tramposo”. Ciertamente,
¡Rabí Abá bar Kahaná podría haber respondido de una manera más
digna! ¿Qué necesidad había de utilizar un lenguaje tan áspero?
La solución de todos los problemas mencionados radica en el hecho de
que la sensación de dolor es en verdad una parte fundamental de la
mitzvá de circuncisión. El versículo dice: “Mi pacto estará en la carne de
ustedes” (arriba, 17:13), lo que sugiere que la carne misma debe sentir los
efectos de la mitzvá. Por lo que no sentir dolor significaría que el pacto de
Dios no ha penetrado adecuadamente la “carne” del hombre.
Por lo tanto, si Avraham no hubiese sentido dolor mientras se circuncidaba,
como consecuencia de ello no habría cumplido la mitzvá adecuadamente.
Por eso, a pesar de su gran alegría y júbilo espiritual, Avraham
se obligó a sí mismo a estar consciente del dolor natural que su cuerpo
estaba experimentando, para que el pacto de Dios penetrara el cuerpo
físico.
Este es el motivo por el cual Rabí Abá bar Kahaná reaccionó de manera
tan vociferante al dicho de Rabí Leví, que Avraham no había sentido
dolor. Pues, sin un sentimiento físico en la “carne”, el pacto de la circuncisión
pierde su importancia. Por eso, Rabí Abá bar Kahaná sintió la
necesidad de negar semejante idea lo más tajantemente posible.
En función de lo anterior, podemos explicar ahora las palabras de
Rashi, que Dios esperó hasta el tercer día antes de visitar a Avraham:
Rambán escribe que cuando “Dios se apareció a él [a Avraham]”, fue
instantáneamente curado por la revelación Divina.
Por eso, si Dios se le hubiera revelado antes, Avraham se habría curado
inmediatamente, y no habría sentido el dolor, que es parte de la mitzvá,
en grado suficiente. Por lo tanto, solo luego de que Avraham sintiera el
dolor de la circuncisión en su carne física durante un tiempo prolongado,
Dios se reveló a Avraham, provocando una recuperación milagrosa.
(Basado en Likutéi Sijot, vol. 5, pág. 80 y ss.; vol. 10, pág. 48;
Sefer HaSijot 5750, pág. 104 y ss.)

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