Las fases de la caída del reino de Iehudá

Las fases de la caída del reino de Iehudá

Tzidkiahu se reveló como el rey más débil de la Casa de David, que le solicitó una propuesta a Irmiahu, de modo confidencial, pero temía de los príncipes, y no pudo rendirse y salvarse a sí mismo y a Ierushalaim.

La primera lamentación se focaliza en la impotencia, la humillación, el llanto, el cautiverio y el exilio;

la segunda lamentación se centra en el fuego y la matanza y la caída de las murallas-las fortalezas, los palacios, los portones-“el muro de la hija de Tzión” (Capítulo 2, versículos 8,18);

La cuarta lamentación describe la terrible hambruna durante el sitio, la caída de la ciudad y el amargo final del rey. Intentaremos reflexionar sobre las fases de la caída del reino de Iehudá, desde el último punto culminante en la época de Yoshiahu, hasta la destrucción en tiempos de Tzidkiahu, y refiriendo a las oportunidades desaprovechadas para salvar a Iehudá y a Ierushalaim.

 La caída de Ioshiahu [1], el último rey de la Casa de David sobre el cual se podía expresar plenamente “El aliento de nuestra vida, el ungido del Señor, (fue tomado en sus hoyos=en sus trampas) (capítulo 4, versículo 20); su caída borró de inmediato sus enormes logros, y desmoronó la independencia  de Iehudá-exactamente 70 años antes de la declaración de Koresh (Ciro) (609-539 antes de la era común)

La conquista egipcia condujo a la coronación de Iehoiaquim, que maltrató al pueblo a fin de pagar una alta multa a Paró Nejó (Melajim II, capítulo 23, versículo 35) e incluso volvió a derramar sangre inocente (de profetas; Irmiahu, capítulo 26, versículos 20-23); como Menashe (padre de su abuelo); el profeta advirtió acerca de la inútil rebelión contra Bavel, pero Iehoiaquim era fiel a Paró que lo coronó, y arrastró a Iehudá a una rebelión sin posibilidad alguna de prosperar.

La supresión de la rebelión, la conquista de Ierushalaim por parte del ejército babilónico, y el exilio, el exilio de Iehoiajin (Melajim II, capítulo 24, versículos 12-18), se anticiparon 11 años a la caída de los muros y la destrucción. Así se entiende que la lamentación precedió a la humillación y el exilio (en el capítulo 1), a la caída de los muros (en el capítulo 2).

La coronación de Tzidkiahu a manos del rey de Bavel, generó una cauta esperanza, de que el gran mal ya había  pasado, y Ierushalaim sobreviviría-“de quien pensábamos: A su sombra viviremos entre las naciones” (Capítulo 4, versículo 20); la profecía de Irmiahu (versículo 24) por la tragedia prevista para la ciudad, “como los higos malos”, advirtió contra esta ilusión. Tzidkiahu se reveló como el rey más débil de la Casa de David, que le solicitó una propuesta a Irmiahu, de modo confidencial, pero temía de los príncipes, y no pudo rendirse y salvarse a sí mismo y a Ierushalaim; el haberse dejado arrastrar a la última rebelión, derivó en el sitio babilónico, la hambruna terrible en la ciudad y la amenaza, y su amargo final-Tzidkiahu intentó escapar por la noche con “todos los hombres de guerra…por la vía de la puerta, entre los dos muros que había cerca del jardín del rey”, pero fue alcanzado en “los llanos de Ierijó”, juzgado ante el rey babilónico en Rivlá, sus hijos fueron degollados  ante su vista, y luego le arrancaron sus ojos, y lo exiliaron a la prisión en Bavel “hasta el día de su muerte” (Melajim II, capítulo 25, versículos 3-7; y los complementos en Irmiahu, capítulo 52, versículos 6-11).

[1] La lamentación de Irmiahu sobre Ioshiahu escrita “sobre las lamentaciones” (Divrei HaiamimII, Crónicas II, capítulo 35, versículo 25), fue explicada en los conceptos de Jazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria (Taanit 22) referidos a este versículo (Eijá, capítulo 4, versículo 2), pero el contexto de la Meguilá describe claramente la captura de Tzidkiahu-a mi criterio, hay aquí una combinación de ambas, ya que la caída de Ioshiahu es la que dio inicio a la destrucción, que concluyó con la captura de Tzidkiahu.

Gentileza sitio 929

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