La plegaria no es una súplica

La plegaria no es una súplica

La plegaria deriva de la raíz hebrea “PLL”, también de la palabra hebrea “plilim” (que refiere al deseo de ejecución de justicia). Y esta es una de las sorprendentes innovaciones que aprendimos de Janá al hablar con El que reside en las alturas.

“Ella, con amargura de alma oró al Eterno, y llorar lloraba“(Shmuel I, capítulo 1, versículo 10)-la plegaria proviene de la raíz hebrea “PLL”, cuyo significado es justicia y juicio (plilim). Por ende, la plegaria no es mendicidad, ni pedido de gracia, tampoco la solicitud de necesidades. La plegaria es un litigio ante el “Juez de toda la tierra”. Él le demanda a los seres humanos pararse ante Él y observar “la senda de Dios para hacer justicia y juicio” (Bereshit, capítulo 18, versículo 19) y un hombre como Abraham se paró ante Dios y exigió justicia, para que Dios libre y guarde, no mate “al justo junto al impío”, y también solicitó justicia para salvar ciudades de malvados “Por la causa…de los justos que hay en ella” (Bereshit capítulo 18, versículos 23-25)-esta fue su primera plegaria.

Janá lloró (y ella no rió), y oró por “simiente de hombres” (Versículo 11) si es que es digna de ello, y si no lo es, prometió consagrarlo como Nazir (Nazireo) para Dios durante  toda su vida. “Si no soy merecedora de ello, me lo entregarás y te lo entregaré a Ti”- “Oh Señor de los ejércitos, si ver vieses la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, y le dieres a tu sierva simiente de hombres, yo lo dedicaré al Señor todos los días de su vida y no subirá navaja sobre su cabeza”(Versículo 11).

Rabí Elazar (Brajot 31b) precisó muy bien la primera aparición del nombre de Dios en esta plegaria, y también la exigencia insinuada desde el aspecto del juicio, en contraste con el renunciamiento existente en la promesa de la consagración -“Desde el día en que Dios creó su mundo no existió persona alguna que lo llamó “Señor de los Ejércitos”,  hasta que apareció Janá…dijo Janá ante Dios: Soberano del mundo! De todos los ejércitos que has creado en tu mundo, ¿Acaso te resulta difícil darme un hijo?

Abraham y Janá son nuestros dos pilares de la plegaria-el mérito de presentarse ante Dios a partir de la justicia y el juicio, y el reclamo delicado de una mujer estéril, que tan solo insinúa su exigencia justificada, y la promesa de su renunciamiento colma el vacío del mundo con la plegaria, que debe ser escuchada.

Gentileza sitio 929

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