La perfección de la apariencia

La perfección de la apariencia

En los libros infantiles y las películas animadas no hay brecha entre lo interior y exterior, los buenos son lindos, y los malos increíblemente feos. ¿Por qué, también en el Templo, Dios solicita la perfección del aspecto?

Hay dos cosas que aquellos que tienen algún defecto, no pueden hacer-traer un sacrificio, y convertirse en presentadores de televisión.

El corazón se apena: bueno, una cosa es presentar en la televisión, pero ¿servirle a Dios?

En la leyenda de la bella y la bestia, un bello príncipe perdió su belleza en manos de una bruja fea y poderosa, y ella le concedió su fealdad, para que él vea cómo se sentía aquel que estaba del lado desafortunado de la vida. La fealdad, la depresión, convirtieron a la bestia en un monstruo malvado, sólo la mirada de una buena joven logró revelar el corazón puro y quebrado que se oculta tras esa máscara de fealdad. ¿Acaso lo que puede hacer una simple muchacha, no lo puede permitir el mismísimo Dios? ¿Y acaso no está citado que “Dios desea el corazón”, y no hay un corazón quebrantado como el del hombre que posee un defecto, por qué Dios pide en su Santuario tanto la perfección de la apariencia y el aspecto?

Una rápida mirada a las ilustraciones en un libro infantil, o a una película animada, muestra que los mismos responden a aquello que se contempla como necesidad del niño en un mundo en el cual no hay brecha alguna entre lo interior y lo exterior, un mundo en el cual los buenos son bellos, y los malos, increíblemente feos. No obstante existe un defecto en esta división estable, ya que la misma fija estigmas problemáticos. Además, en su raíz ella responde a la necesidad primaria de armonía. La leyenda de los siete avaros de Rabí Najman de Breslav y las películas de Charles Chaplin, pertenecen al mundo sobrio de los adultos: en esos relatos, aquel que precisamente tiene un aspecto curvilíneo puede revelarse como más correcto y honesto que los otros.

Lo que funciona en las historias jasídicas y en el cine serio no es adecuado en un mundo de representaciones y rituales, un mundo de honor y pompa, en el que el aspecto meticuloso, saludable y perfecto tiene una importancia primordial. Supongo que eso no debería sorprendernos. La duquesa Kate Middleton sale bien vestida y maquillada horas después de dar a luz a una beba- princesa, no por temor a los paparazzi, sino por la dignidad de la Casa Real. La Casa Real de Inglaterra es una institución donde la apariencia adecuada y el buen aspecto la honran, tal cual como el aspecto y el vestuario meticuloso de los Cohanim y de la gente del pueblo, honran la Casa de Dios.

Con esto, vale la pena recordar la protesta de los profetas contra este ritual exterior del sacrificio, en aquellos tiempos en que se había apoderado de la esencia, y contemplando que el fracaso del aprendizaje contemporáneo sobre la descalificación  de los discapacitados para los sacrificios, es concretamente la continuación de esta protesta.

Gentileza del sitio 929.

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