La gradualidad del pecado

La gradualidad del pecado

Las maldiciones que se registran en nuestro capítulo se describen en detalle. Aquel que observa los versículos descubrirá que hay una gradualidad en la descripción de las maldiciones. Parece ser que viene a indicarnos acerca de la misericordia de Dios al dar el castigo y así abrirnos una puerta para la comprensión de la naturaleza de la persona pecadora que se deteriora lentamente.

Si observamos con detenimiento en el orden de los versículos la nómina de los castigos en nuestro capítulo podremos ver que no hay aquí solamente una descripción de los componentes del pecado, sino la descripción de un proceso, que comienza con “pero, si no me van a escuchar (Versículo 14) y continúa con “si Mis fueros van a despreciar” (Versículo 15) hasta el deterioro decadente de “para abolir Mi pacto” (Versículo 15). Así lo entiende Sforno y dice que cada fase viene a raíz de la anterior y conduce a la próxima. El deterioro, como un proceso característico del estado del pecado, diferencia también entre la descripción de las bendiciones y la descripción de los castigos. Mientras que la lista de las bendiciones es continua y no está segmentada en diferentes fases o distintos niveles de la situación bendecida he aquí que la nómina de los castigos es interrumpida cuatro veces con versículos que describen una actitud intransigente de aferrarse al pecado y como contrapartida el endurecimiento del castigo (Versículos 18, 21, 23-24, 27-28). El endurecimiento del castigo puede ser simplemente explicado de este modo: la expectativa es que a raíz del castigo se producirá un despertar hacia la Teshuvá (retorno), sin embargo, esto no sucede y el pueblo sigue aferrado a la senda del mal, lo cual demuestra una mayor intransigencia y adherencia al mal y requiere de un castigo más severo.

No obstante, el deterioro en el declive del pecado puede verse también como independiente de la cuestión del castigo. El pecador desciende fase tras fase. Lo que era visto como terrible e imposible cuando se hallaba en un nivel más elevado, le parece razonable y no tan terrible cuando se encuentra en un nivel más bajo. Y así el pecador, va descendiendo, fase tras fase, de transgresiones leves a transgresiones graves, y de las graves a un libertinaje general en todos los ámbitos.
No obstante, este proceso puede ser visto como una bendición. El hecho de que ni la persona, ni el pueblo se sumen en la profundidad del mal en forma inmediata, y que el descenso se da en forma gradual, es una bendición, visto y considerando que permite en cada fase una evaluación del daño, y la reparación antes de la siguiente fase en la caída. Sin embargo aquí también se oculta una semilla de salvajismo, porque en este proceso cada fase conduce en forma natural a la siguiente, y si no habrá conciencia de lo que sucede y no se hará un esfuerzo especial para oponerse a dicho proceso, pues el mismo puede llegar a su terrible propósito sin dificultad alguna.

Rab Profesor Yehuda Brandes: graduado de Yeshivat “HaKotel” y recibió la ordenación rabínica del Gran Rabinato de Israel. Tiene un Doctorado en Talmud, recibido de la Universidad Hebrea de Jerusalén en 2003. Ha dirigido “Beit Morasha”, el Centro de Estudios Judaicos Avanzados y Liderazgo en Jerusalén, entre 1998 y 2014. Preside Herzog College desde el 2014, fue uno de los fundadores de la “Escuela Maalé de Televisión, Cine y las Artes”.

 

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