La decisión de ser libre

La decisión de ser libre

Shemot capítulo 12

La orden de pintar los dinteles de las casas con sangre es como una solicitud para decidir el lugar de pertenencia de la persona. No se puede redimir a una persona contra su voluntad. La decisión de salir a la libertad debe tomarla por sí misma.

A los hijos de Israel se les ordenó tomar ovejas (que en la cultura egipcia eran utilizadas como deidades), mantenerlas en las casas durante cuatro días (frente a la mirada perpleja de los vecinos egipcios), faenarlas y con su sangre pintar los marcos de las puertas de sus casas. La causa formal de esta orden era la de permitirle al ángel asignado para golpear a Egipto, distinguir entre los egipcios y los judíos.:” Yo veré la sangre y Me apiadaré  de ustedes: y no habrá en ustedes muerte para destruir” (Versículo 13). Pero esta explicación despierta numerosos interrogantes. Dios realiza milagros poderosos como las plagas de sangre y ranas, ¿y el ángel requiere de señales para diferenciar entre los judíos y los egipcios?

Puede ser que la orden de faenar las ovejas y esparcir su sangre como señal en la casa sea esencialmente una señal para nosotros y no para Dios. Un pueblo de esclavos sumido en la esclavitud y en los problemas cotidianos. Muchos ni siquiera tienen confianza en la capacidad de salir del círculo de sufrimiento y opresión. Otros se preguntan a sí mismos: ¿Tal vez se trata de otra ilusión mesiánica que terminará en tragedia? Otros grupos sospechan de lo que habrán de decir los egipcios, que por cierto no están dichosos y felices mientras los ex esclavos faenan a sus dioses en sus narices. Todos estos miedos y las dudas son más que comprensibles, sin embargo, después de que Dios le sirviera al pueblo todo en una bandeja de plata y en su beneficio provocó nueve plagas que dañaron severamente la economía egipcia y a los mismos egipcios, es como si le dijera al pueblo, “Yo ya hice mi parte, y ahora es el turno de que hagan la suya”.

No se puede redimir a una persona contra su voluntad. Se lo puede ayudar en materia económica. Se requiere y es recomendable brindarle herramientas, autoestima y más. No se puede decidir por él que sea libre. Esta decisión debe tomarla por sí mismo. La orden de pintar los dinteles de las viviendas con sangre es como un pedido para que la persona decida su lugar de pertenencia, a quién se siente conectado. Eso no es mucho pero es lo mínimo requerido para salir del círculo de la esclavitud.

No es casual que la Mezuzá se convirtió en uno de los sellos distintivos de los judíos a lo largo de las generaciones. No es un precepto más o menos importante que otros, pero pide definir  la identidad del hogar. La dimensión interior que es el viento que sopla en el acto de pintar los dinteles es doble. La persona tiene que hacer algo para sí mismo, y no puede confiarse sólo en el otro, y aún si se trata de Dios. Además de ello, el inicio de la redención del pueblo es una manifestación de voluntad de pertenecer a esta nación. Aquel que comprende que tiene parte en su redención, y que debe manifestar públicamente su pertenencia a su pueblo, puede salir hacia el camino de la redención.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Parashá baktaná" publicado por "Maguid"

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