La alegría se halla en el presente

La alegría se halla en el presente

La capacidad de la persona de experimentar la vivencia en el presente, es la capacidad de experimentar la vida misma y esta es la base para la alegría. La presentación de las primicias nos enseña a alegrarnos por la realidad en la que vivimos, aquí y ahora.

La expresión “estará bien” no es una bendición, no sólo porque niega el bien existente en el presente, sino porque también niega el bien que habrá en el futuro. Quien ignora el presente y se focaliza en las esperanzas del futuro puede llegar a no discernir entre todo el bien que ha recibido, incluso cuando este bien golpea a su puerta.

No obstante, el nexo entre el presente y la alegría es más profundo. La capacidad de la persona para experimentar la vivencia en el presente, ser consciente del momento en sí mismo y participar en él, es la capacidad de experimentar la vida misma, ya que en efecto, el presente es el único espacio en el que la vida tiene lugar. El contacto directo con la vida es la base para la alegría. Es sabido que cuando una persona está alegre, se siente plenamente colmada de vida, y cuando está triste, adolece de esa vida. La alegría por la realidad en la cual vivimos aquí y ahora, es el elemento central que aprendemos del acto de traer las primicias: “Nos trajo a este lugar y nos dio la tierra esta, tierra que fluye leche y miel. Y ahora, he aquí que he traído la primicia del fruto de la tierra que me has dado a mí Adonai…te habrás de regocijar con todo lo bueno que te ha dado a ti Adonai, tu Dios, a tu familia” (Versículos 9-11)

En el marco de la plegaria de Rosh Jodesh (Novilunio, inicio de un nuevo mes según el calendario hebreo) me encontré pronunciando el versículo “Este es el día que ha hecho el Señor, alegrémonos y regocijémonos en él” (Tehilim, Salmos capítulo 118, versículo 24). Me preguntaba ¿a qué día se refiere el texto bíblico? Tanta dicha y felicidad me dio la idea de que “Este es el día”  puede estar referido a cada día. Esta interpretación del versículo refleja la noción de que la vida misma-y no necesariamente lo que sucede en ella-es la fuente de la alegría.

A diferencia de ello, la persecución tras “las causas” de la alegría le provoca a la persona el olvido de la capacidad de alegrarse en la vida y disfrutar de lo que tiene en su poder. Así como un amor auténtico es el “amor que no está supeditado a algo” (Avot, capítulo 5, Mishná 16), así también la auténtica alegría no depende de nada. El nexo entre la alegría y la vida es bidireccional-la vida es la base para la alegría, y los momentos en los cuales la persona se siente más “viva” que nunca, son los momentos de alegría. Cuando la persona se siente frustrada, extrae mucha energía en ocuparse de sí mismo. Sus acciones están dirigidas a darle respuesta a sus frustraciones y sus necesidades. A diferencia de ello, cuando la persona encuentra su dicha en la vida misma, su existencia no depende de ningún otro factor, y está libre para hacer las cosas en las que cree. Visto y considerando que no contempla estas cosas  como una herramienta para hallar su felicidad personal, la realización proviene de un lugar muy auténtico.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Lehitorer leiom jadash: kriá mitjadeshet shel haTorá veshel jaJaim" ("Despertar a un nuevo día: una lectura renovada de la Torá y de la vida"), publicado por Maguid

 

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