Hay una mano que dirige y no hay casualidad

Hay una mano que dirige y no hay casualidad

En la “Tojejá” (los conceptos de la reprimenda) hay varios versículos que se repiten reiteradas veces, y uno de ellos es “ y se encaminarán conmigo con obstinación”. Rashi y otros comentaristas explican esto como un pecado de recibir los hechos como “algo casual”; una persona dice: ha ocurrido un suceso, esto y esto ha sucedido, ocurren todo tipo de cosas-¿Entonces, qué?

Cuando pensamos en los últimos cincuenta o cien años, es pertinente hacer referencia a esta problemática; en el transcurso de la época han ocurrido varios sucesos significativos y se registraron diferentes procesos, que han tenido suma influencia en el mundo y en los que viven en él. Y sobre cada uno de ellos debe preguntarse: ¿Cuál es el mensaje? ¿Qué es lo que aprendo de ello? ¿Qué cambio puedo manifestar que extraigo como conclusión? Esta pregunta es relevante, ya sea si hablamos de la Shoá, de la constitución del Estado o de la asimilación…

Como personas particulares, siempre hay algunos que sí aprenden algo; esa persona que después de la Shoá abandonó su fe, por lo menos era una persona que dijo: “Soberano del mundo, no puedo más, no puedo decir que esto fue casual. Si es que estás, no estás cuidando, y si es que cuidas, no puede darse esta situación”. Este hombre no se comporta con obstinación, y no asocia los hechos y la realidad del mundo a una casualidad. Los hechos deben tener sentido, y si en efecto tienen sentido, la persona no puede permanecer quieto tras ellos debe extraer conclusiones del mismo. Pero cuando referimos a lo general, ¿cuál es la moraleja que todos tienen de ello? Nada. Hechos como estos son los denominados en nuestro capítulo “Y se encaminarán con obstinación”, del que no aprendimos nada.

Cuando cada tanto sí hay alguien que desea extraer alguna moraleja, la conclusión es que por lo general hay otro que es culpable-todo lo sucedido, demuestra que mi accionar fue correcto, y fulano y mengano son los que provocaron todos los pesares en el mundo; y también a la inversa, cuando sucede algo bueno, pues de hecho es gracias a mí. De una u otra forma todo lo que sucede, ya sea para bien o para mal, no genera influencia alguna y no promueve ningún cambio. Y esto es precisamente, “y se encaminarán con obstinación”.

Esa persona que no se comporta con obstinación, es el que le otorga sentido, importancia e interés por todo lo que sucede a su alrededor. La esperanza es que más allá de una determinada frontera la persona ya no podrá decir realmente: “ha ocurrido un suceso”, y al mismo tiempo comprende que debe realizar alguna reparación, que debe hurgar en sus actos.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Jaiei Olam: Sijot al Parshat Hashavua", publicado por "Maguid".

 

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