Entre segregación y humanismo

Entre segregación y humanismo

La estructura de relaciones entre Israel y los pueblos, se basa, por un lado, en la creencia de que todos los seres humanos fueron creados a imagen de Dios, y por el otro lado, en la singularidad del pueblo de Israel.

 “Esta es la ley del sacrificio de Pesaj; ningún extraño  habrá de comer de él” (Versículo 43)

Los versículos que cierran el capítulo 12 del libro Shemot están bien pintados con los colores de la particularidad judía:

El sacrificio del Pesaj está destinado solamente a los hijos de Israel, y todos los que conviven con ellos- por ejemplo, el esclavo o el extranjero, no pueden tomar parte en la fiesta de la libertad, que se lleva a cabo cada año en el mes de la primavera.

Las leyes del Pesaj pertenecen a un amplio continuo de la relación entre Israel y los pueblos. Un polo de la secuencia es el enfoque del pueblo elegido, un enfoque de disociación y disuasión de los gentiles, mientras que el otro polo es el reconocimiento que el hombre por haber sido creado a imagen de Dios es valioso y digno a los ojos de su Creador.

¿Cómo pueden convivir estos dos polos bajo un mismo techo?

En su libro “Judaísmo y Derechos Humanos, entre la imagen Divina y el pueblo santo”, explica el Rabino Profesor Iehuda Brandes que “los valores de santidad del pueblo de Israel y su singularidad” no se contradicen con “los valores humanistas y universales. Ambos son parte de la concepción del mundo de valores del judaísmo, y la tensión que puede surgir entre ambos es desafiante, pero también sumamente productiva.

El Rabino Brandes no desea eliminar la tensión entre “la imagen Divina” y el “pueblo santo” o resolverla, está persuadido, que se trata de un contraste que es la esencia del judaísmo:

“La hipótesis es que no se trata de una tensión y contradicción entre la Torá y la cultura exterior y ajena, sino que se trata de una tensión interna, que emana de la existencia de dos centros, ubicados uno al lado del otro en la misma Torá”.

La confrontación y la definición entre los dos polos opuestos es el alma del pensamiento talmúdico. Se basa en el enfoque “que tanto unos conceptos como otros son palabras de Dios” ambas partes son verdaderas  y es imposible tomar una decisión completa y general. La controversia habrá de continuar, y las definiciones son particulares según las diferentes circunstancias y casos. Algunas son definiciones únicas y otras son definiciones permanentes por generaciones.

“Este es el arte de la jurisprudencia de los hombres de la Halajá, que tienen en su poder un sistema de herramientas, vitales y procedurales, para definir en cuestiones de Halajá práctica en casos de controversia, duda y conflicto”. (Iehuda Brandes, “Judaísmo y Derechos Humanos: entre la imagen Divina y el pueblo santo, página 12).

Gentileza de la asociación "Iesodot"-Centro para el esclarecimiento de temáticas de Torá y Estado, del Instituto Académico Herzog

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