El otro es tu espejo

El otro es tu espejo

En lugar de buscar los defectos en su prójimo, como lo hizo hasta ahora, el leproso debe contemplar sus propios defectos y reconocerlos. Y resulta que esas afecciones y defectos que vio en los otros son las mismas afecciones y defectos que tiene él mismo.

La persona afectada de lepra siente en carne propia, en el más amplio sentido del término, la vivencia que lescausa a los otros. Su conversación sobre los demás, provocó que la gente se disgustara con él, una aversión que él mismo está experimentando ahora. La lepra le provoca al entorno cercano al leproso a alejarse de él, tanto por su aspecto exterior-su cuerpo cubierto de lepra, su cabello rasurado y sus vestimentas rasgadas (como le fuera exigido en el versículo 45 de nuestro capítulo); como por su pecado, ya que todos saben por qué fue afectado de lepra.

El leproso debe autoproclamarse como “impuro, impuro”. El Sheláh (Yeshaiahu Ben Avraham Horowitz, Rabino y místico, 1555-1630) explica el significado de ello- en lugar de buscar los defectos en su prójimo, el leproso debe contemplar sus propios defectos. La capacidad del leproso para reconocer sus defectos es imprescindible para posibilitar que contenga los defectos del prójimo. Cuando una persona tiene conciencia de que no es completa, manifestará una mayor empatía para con su prójimo y podrá aceptar sus limitaciones.

Así explicó el Baal ShemTov la Mishná que señala que “la persona ve todas las afecciones, menos las propias” (Negaim 2,5). Según el texto literal, la Mishná fija que toda persona requiere de un ojo externo para mostrarle aquello que lo afecta. Pero el Baal ShemTov pretende expresar una idea más profunda aún, relacionada con nuestra capacidad de percibir la realidad. Según sus conceptos, toda afección que una persona pueda ver fuera de él es de “sus propias afecciones”. Todo lo que percibimos en la realidad circundante es un reflejo de nuestras ideas sobre la realidad y el mundo. También nuestra crítica sobre el prójimo da cuenta ante todo, de nosotros como críticos. La persona ve en el otro, defectos que él mismo posee, “todo aquel que descalifica, lo hace a partir de su propio defecto” (Kidushin 70, carilla 2).

Esta idea nos otorga una poderosa herramienta para la auto-comprensión: quieres aprender acerca de ti, examina tu mirada sobre tu entorno: si ves lo bueno del prójimo, eres una buena persona; si contemplas defectos, eres una persona con defectos. Más aún: si ves a alguien que le está robando a tu prójimo-mírate a ti mismo y evalúa cuán cuidadoso eres con el patrimonio del otro. Si ves una persona que miente, contrólate a ti mismo cuán estricto eres con la verdad. Una mirada como esta nos enseña a percibir humildad a la vista de los defectos del prójimo, en lugar de sentirnos superiores a él.

El proceso de purificación de la lepra incluye el aislamiento: “Todos los días que la llaga esté en él, será impuro; impuro es, aislado permanecerá; fuera del campamento tendrá su morada” (Versículo 46). El aislamiento impuesto le provocará al leproso extrañar a los otros. Él percibirá la falta de ellos y no los dará por sentado. Después de ello, retornará a la sociedad con la posibilidad de observarla desde una perspectiva más positiva.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Lehitorer leiom jadash: kriá mitjadeshet shel haTorá veshel jaJaim" ("Despertar a un nuevo día: una lectura renovada de la Torá y de la vida"), publicado por Maguid

 

Volver al capítulo