El hombre fuerte del reino de David

El hombre fuerte del reino de David

Dos jefes del servicio secreto chocaron frontalmente, pero sólo el fuerte sobrevivió.

Abner, como “comandante del ejército de Shaúl” (Capítulo 2, versículo 8), no era el Jefe de Estado Mayor, sino el jefe del servicio secreto y comandante de la guardia real. “¿Por qué, pues, no has protegido a tu señor el rey? (Shmuel I, capítulo 26, versículo 15), le dijo David a Abner al despertar de su descanso nocturno. Al mando del ejército se encontraban Shaúl y sus hijos, y así también cayeron. No hemos escuchado acerca de la presencia de Abner en ningún puesto al mando de una fuerza de combate. Su poder provenía del servicio secreto.

El hijo de Shaúl intento levantar la cabeza como “rey” y bloquear a Abner, y éste le demostró “¿De quién es la tierra? (Versiculo 12). Todos tenían la mirada puesta en el intento de David de retornar a la idea del reino compartido, en recuerdo de su pacto con Yehonatán

Tambien Yoav hijo de Tzeruiá estaba “al mando del ejército” (capítulo 8, versículo 16), es decir, jefe del servicio secreto, pero además de ello, también era un comandante que combatía en los campos de batalla, acorde a  la situación y la necesidad. El hombre fuerte del reino de David era Yoav, y era más fuerte que Abner por su doble rol. En su cargo en materia de seguridad, le advirtió a David acerca de Abner “ha venido a engañarte y saber de tus salidas y de tus entradas, y a enterarse de todo lo que haces” (Versículo 25).

Resulta claro que un pacto entre David y Abner debe darse a cuenta de Yoav y su estatus en materia de seguridad. Dos jefes del servicio secreto chocaron frontalmente, y Yoav mató a Abner en el portón de acceso a Hebrón, en venganza a la eliminación de su hermano Asael en la guerra, pero bajo el “paraguas” de la responsabilidad por la seguridad del reino.

En la Cueva, David controlaba a sus hombres, pero ahora solo puede alabar y llorar a Abner. El verdadero poder estaba en manos de Yoav, ya que el reino no podía sobrevivir sin él. Así se comprende también la impotencia de David frente a Yoav-“Hoy soy débil, aunque ungido rey; y estos hombres, hijos de Tzeruiá, son más duros que yo. Que el Señor pague al malhechor conforme a su maldad” (Versículo 39)

Gentileza sitio 929

 

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