¿Acaso la Torá adopta una postura leve en el caso de una violación? Para responder a esta  pregunta debemos considerar no solo la Halajá (ley religiosa judía) que figura en el capítulo 22 del libro Devarim, sino los relatos del Tanaj alusivos a este tema.

A la luz de nuestros ideales y valores actuales, la actitud de la Torá hacia la violación, que queda reflejada en el capítulo 22 del libro Devarim, parece insatisfactoria en términos del castigo que le impone a la persona por la violación, y desde el aspecto de la disuasión por la gravedad del hecho.

La Torá dictamina que se entregan 50 monedas al padre de la víctima, y le ordena al violador casarse con la mujer, y le prohíbe separarse de ella para toda la vida. Por un lado, la Torá impone al violador una multa y fija de modo claro que no se trata de una situación arbitraria-el violador tiene responsabilidad frente a la víctima para toda la vida.

Por otro lado, no existe en esta penalización una pronunciación suficientemente contundente-como en el caso de un homicidio, por ejemplo-que es algo que no se debe hacer, de ninguna manera, un mensaje que esperaríamos escuchar de la Torá.

El deseo de extraer de la Torá escrita la base de nuestra fe en cada campo, la base para nuestro mundo de valores, puede llegar a provocar una crisis cuando parece que nuestros valores no están reflejados en ella.

A fin de comprender de un modo auténtico la perspectiva de la Torá en relación a esta cuestión, no podemos darnos por satisfechos observando un versículo puntual. Debemos observar en forma transversal y ver los mensajes que se hallan ocultos a lo largo del texto bíblico, para comprender de un modo sustancial la actitud de la Torá hacia esta temática.

Así, por ejemplo, en el caso de una violación-contacto con una mujer en contra de su voluntad-ya los relatos de Sará en la casa de Paró (Bereshit capítulo 12) y en la casa de Abimelej (Bereshit capítulo 20) dan cuenta de que está claro y es obvio que el tomar una mujer de esta forma es algo que no se debe hacer, y que tiene consecuencias muy graves. La falta de reacción de Iaacov en el episodio de la violación de Diná (Bereshit capítulo 34) ocasiona la matanza de toda una ciudad en manos de Shimón y Leví. La pregunta en cuanto a si la reacción de ellos fue justificada o no, es marginal para la idea concreta de que la violación puede conducir a consecuencias tan severas y destructivas.  Del mismo modo, la violación de Tamar por Amnón (Shmuel II capítulo 13) y el silencio de David frente a la injusticia cometida contra su hija deriva en asesinato, rebelión y en una guerra civil.

Parece entonces que no se deben sacar conclusiones a partir de una expresión aislada, o de una formulación puramente halájica. Los relatos bíblicos tienen como objetivo completar la referencia al tema, al que se debe acceder desde una perspectiva amplia de toda la Torá.