Acontecimientos no relatados

Acontecimientos no relatados

A partir de los fragmentos del texto, debemos comprender que tuvo lugar otra crisis muy grave en Ierushalaim, como continuidad de los escritos “de odio” y la anulación de la construcción desde la época de Koresh (Ciro) hasta Dariavesh (Darío).

En el inicio de  mi trayectoria como docente, tuve una discusión con un docente veterano, que también participó de la redacción de un comentario al texto bíblico, sobre el episodio de “vino Jananí, uno de mis hermanos, con algunos hombres de Iehudá” (capítulo 1, versículo 2). ¿Acaso es posible que Nejemiá haya escuchado acerca de la destrucción de Ierushalaim, de sus murallas y del cautiverio a manos de los babilonios, varias generaciones después? Me dijo este docente:¿Es que no has escuchado sobre los judíos que se despertaban para custodiar Ierushalaim y sus ruinas, miles de años después de la destrucción (la segunda, a manos de los romanos)? Yo argumentaba enfáticamente, que se trata de un acontecimiento reciente, ocurrido en los tiempos de Ezrá y Nejemiá, durante eel reino de Artajshasta (I; 465-424 antes de la era común). Cuando los enemigos, aparentemente Sanbalat el Shomroní, Tobiá el Amoní, junto con los edomitas y los arabes, lograron superar la muralla de Ierushalaim, quemar sus portones, tomar rehenes y humillar a Iehudá hasta el polvo. Ese, fue el punto culminante en la lucha continua (desde la Declaracion de Koresh) contra el retorno a Tzión de los judios de la diáspora y contra la construcción de Ierushalaim. Uno de los argumentos opuestos era, que no hemos escuchado ningún testimonio de otra destrucción en Ierushalaim, después de los babilonios, pero yo sostenía, que hay muchos acontecimientos que ni siquiera nos fueron relatados, o sólo quedaron insinuaciones de los mismos.

No hay ninguna descripción ni explicación sobre la desaparición de Zerubabel de la Casa de David, quien ya estaba en el trono del liderazgo (el distrito), con la aprobación de Koresh y Dariavesh, y después de él, no encontramos ningún otro líder de la Casa de David, en Ierushalaim; en ese mismo momento desaparece la profecía, la profecía de las grandes visiones de Zejariá, como las de Yeshaiahu y Iejezkel, se cumplieron sólo parcialmente, y no fue relatado explícitamente lo sucedido.

A partir de los fragmentos del texto, debemos comprender que tuvo lugar otra crisis muy grave en Ierushalaim, como continuidad de los escritos “de odio” y la anulación de la construcción desde la época de Koresh (Ciro) hasta Dariavesh (Darío) (Ezrá, capítulo 4, versículos 23-24), cuando llegaron los enemigos a Ierushalaim y los obligaron por la fuerza y autoritariamente a cesar la obra.

También Ezrá (capítulo 9, versículo 7) ya había llorado en su plegaria por haber quedado al arbitrio “en mano de los reyes de (otras) tierras, a la espada, al cautiverio, al saqueo y a la vergüenza, como en este día”, y no resulta difícil comprender, que precisamente, la “Aliá”, la inmigración de Ezrá y el fortalecimiento de Iehudá con unos miles de hombres, provocaron otro duro ataque y el incendio de los portones de la ciudad, a manos de los acechadores que figurarán a continuación e intentarán frustrar e impedir la rehabilitación de las ruinas a manos de Nejemiá.

Los duros rumores llegaron tambien a Shushan, y Nejemiá (capítulo 1, versículos 4-11) reacciono ayunando y rezando, como Daniel (capítulo 9, versículos 3-19), como Ezrá (capítulo 9, versículos 5-15), y en todas las plegarias sobresale la confesión sobre “nuestros pecados y culpas”. Y he aquí, que en la apertura de las plegarias hay justamente una similitud entre Nejemiá (capítulo 1, versículo 5) y Daniel (capítulo 9, versículo 4).

“Te ruego, Señor, Dios del cielo, el grande y temible Dios, que guarda el pacto y la misericordia para con aquellos que le aman y guardan Sus mandamientos…”

Ezrá comenzó con una confesión (o que tal vez, la apertura con elogios no fue escrita), mientras que Daniel y Nejemiá se confesaron tras una apertura elogiosa, basada en una sucesión de plegarias de Moshé (Devarim, capítulo 10versiculo 17 y capítulo 7, versículo 9), y ambos omitieron del nombre de Dios el elogio “valiente”-según la concepción de Jazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria con la intención de manifestar que en esta situación de oprobio de Ierushalaim, ¿Dónde está “Su valentía”?

Gentileza 929.

 

 

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