¿Quién conoce la ciudad?

¿Quién conoce la ciudad?

Un instante antes de convertirse en la capital eterna de Israel, echemos un breve vistazo a “esta ciudad jebusea” (Versículo 11) que no le interesaba demasiado a nadie.

 

Por el extremo occidental del paseo Armon HaNatziv en el sur de Ierushalaim, pasaba el antiguo camino de Beit Lejem Iehudá a Guivat Biniamín (“Guibá”=Tel Al Pul), y hacia el monte Efraim. De allí también se ve muy bien a “Yebus”, que después de unos años se convirtió en “la ciudad de David” (hasta la actualidad), y el monte del Templo. Allí, Abraham vio “el lugar desde lejos” (Bereshit capítulo 22, versículos 4-5), y allí dejó a sus mozos, tal como lo aprendí en mi juventud con el Prof. Iehudá Elitzur, de Bendita Memoria. Por esta senda se dirigió el hombre con su concubina y su mozo en el regreso desde Beit Lejem Iehudá hacia el monte Efraim, al final del día-“Y estando ya junto a Yebus, estaba ya por oscurecer: y dijo el criado a su señor: Vayamos ahora, y desviémonos a esta ciudad de los Yebusim, para pernoctar allí. Y su señor le dijo: No iremos a ninguna ciudad de extraños, que no sea de los hijos de Israel: antes pasaremos hasta Guibá” (Versículos 11-12). Para llegar a la ciudad de Yebus se debía salir del camino que pasa por la zona actual de la puerta de Yafo y la puerta de Shejem, y se continúa hacia el norte. Con estos simples conceptos recibimos un testimonio directo y una mirada excepcional sobre “esta ciudad de Yebus” de la época de los jueces. Una ciudad no judía, en la que no había hijos de Israel, y que no era importante a los ojos israelíes de entonces. Beit Lejem Iehudá y Guivat Biniamín, y entre ellas, “esta ciudad de Yebus”.a la magnitud del desastre, se comportaron entonces los hijos de Biniamín con la concubina, de un modo similar al de Sedom, es mucho peor que el de la Yebus no judía, y Iehudá con el resto de las tribus se trenza con Biniamín en una guerra civil.

Ierushalaim está situada en la frontera de las heredades de Iehudá y Biniamín. Mientras que los hijos de Israel vivieron en su mundo tribal (“segmento” en nuestro lenguaje actual), Ierushalaim no era importante. Sólo desde el momento en que surgió David (de Beit Lejem Iehudá) y unió a las tribus al reino, Ierushalaim dejó de ser “una ciudad que no fue distribuida entre las tribus” (Iomá 12a) y se convirtió en la capital de Israel para siempre.

 

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