¿Dónde mora la Divinidad?

¿Dónde mora la Divinidad?

¿Acaso Dios se encuentra en todo lugar, o es que no se halla en ningún sitio de este mundo, ya que es totalmente abstracto? ¿Cómo combina el judaísmo estas dos concepciones contradictorias? ¿Qué es lo que nos enseña en este contexto la prohibición de elevar un sacrificio fuera del recinto del Beit Hamikdash?

La prohibición de traer sacrificios fuera del recinto sagrado, compromete a que todos los sacrificios sean traídos al punto de acceso de la Tienda de Reunión y no sacrificarlos afuera. Esta prohibición refleja un reto desde la perspectiva filosófica, ya que aparentemente se opone al mensaje de “su Gloria colma toda la tierra”. Era esperable que la Torá ordenara precisamente lo contrario: ofrendar sacrificios a Dios en todo lugar, y así expresar el hecho de que en efecto, la presencia Divina se encuentra en todo lugar. Desde el aspecto histórico, hubo varias épocas en las que la idolatría se realizaba en todo sitio: en la época de los patriarcas, antes de la construcción del Mishkán en Shiló y luego de su destrucción.

A diferencia de ello, el judaísmo también hizo hincapié en el hecho de que el Soberano del mundo no tiene cuerpo ni imagen corporal, y no está identificado con el mundo, ni se encuentra en él, sino que “el hombre no puede alcanzar la esencia de Dios”. Y entonces, no se puede hablar de un “sitio” cuando llevamos a cabo el servicio a Dios, puesto que el Soberano del mundo no converge en ninguna parte, se trata de una esencia suprema abstracta, cuya propia definición en cierto modo refleja su contracción. Este interrogante fue planteado por el rey Shlomó en ocasión de inaugurar el Beit Hamikdash (Gran Templo): “Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?” (Melajim I, capítulo 8, versículo 27).

¿Cómo es posible conciliarentre estos dos principios?¿Cómo es posible reflejar el hecho de que Dios se halla en todo lugar, y como contrapartida, expresar el hecho de que Dios no se contrae a sí mismo a ningún sitio? Parecería que esto es lo importante del precepto de la Torá, que define que se puede servir a Dios en un sitio, pero solamente en un solo sitio, que representa una especie de punto de convergencia de todo el servicio humano por un lado, y de toda la presencia de la Divinidad por otro. El Mishkán (Tabernáculo), y más tarde el Beit Hamikdash, son los puntos de unión y lanzamiento de las dos tendencias y de las dos direcciones, y la Halajá (Ley Judía) refleja este principio con la prohibición de traer sacrificios fuera del recinto sagrado.

La prohibición de traer sacrificios fuera del recinto sagrado representa un modelo de todo el mundo de la Halajá. Básicamente, se podía hallar santidad y sentimiento hacia el Soberano del mundo en toda acción que realizamos, incluso en el mundo del pecado. La ideología Sabateísta y Frankista postuló algunos ejemplos como estos, y arrastró a las masas. El motivo por el cual éste es un camino totalmente erróneo, es el hecho que se abstrae de los conceptos sagrados abstractos y elevados, que manifiestan el hecho de que el Soberano del mundo no nos permite tomar al mundo como es, sino que Él nos ordena llevar a cabouna vida a la luz de la santidad. Lo esencial de la santidad es el alejamiento, el esclarecimiento, la ordenación, lo prohibido y lo permitido.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio de la Academia Rabínica "Orot Shaul".

 

Volver al capítulo