Una conversación íntima entre Charles Wingate y Shaúl

Una conversación íntima entre Charles Wingate y Shaúl

Te ruego que no desciendas, no intentes luchar contra los pelishtim, los filisteos, por la vía de la guerra, en la que ellos son fuertes. ¿Y si pruebas mi forma de lucha? 

 

 

 

En su libro “A casa” (sobre el Kibutz Afikim y sus fundadores), Asaf Inbari contó acerca de Tzvi Brener, quien era el escolta cercano de Charles Ord Wingate, el oficial británico amante del Tanaj y del sionismo. Cuando viajaron a las laderas del Guilboa, Wingate iniciaba una conversación personal con el rey Shaúl, como si estuviera ante él, en el extremos del Guilboa; Wingate le rogaba a Shaúl que no descendiera, que no intentara luchar contra los pelishtim por la vía de la guerra, en la que son muy fuertes; Wingate le proponía a Shaúl que se quedara en las alturas del Guilboa, y que los golpeara con asaltos sorpresivos, la forma  en la cual el entrenaba a sus “Escuadrones nocturnos” del Palmaj. Uno de los fragmentos más emotivos que leí. 

¿Por qué Shaúl descendió al valle? ¿Por qué no actuó como Guidón (en la misma zona), con un ataque nocturno, con 300 combatientes excelentes, y que  todo el resto lo esperen sobre el Guilboa para el momento de la fuga? 

 
 

 

Shaúl no era un hombre con esas características. Su hijo Yehonatan era el que se adaptaba a esa forma de combate, que definió la guerra en el paso de Mijmash, a partir de una sorpresa generada junto a su asistente, y su yerno David, que golpeó a Goliat en el valle de Ela, tras quitarse el uniforme de guerra que Shaúl le ofreció.  

Shaúl es un hombre ordenado, responsable y eficiente, un hombre pragmático que no hablaba demasiado, y por cierto, no cantaba ni tocaba instrumento alguno. Constituyo un reino sin ninguna base previa, casi “algo de la nada”, pero nunca se caracterizó como un hombre de sorpresas audaces. Shaúl no puede “abandonar” el paso estratégico del camino debajo de Izreel. En el Guilboa, estaba ausente David.  

Yehonatan, junto con Abinadav y con Malkishua, los tres hijos se unieron a su padre (tal vez por orden de él, o quizá por iniciativa de ellos) aparentemente, para proteger al padre, a partir del profundo sentimiento de que su estado psíquico es grave. 

 

La ventaja filistea en el valle fue contundente y decisiva. La persecución se desarrolló en el camino de Izreel a “Katef Shaul”. Shaúl y sus hijos no alcanzaron a llegar al monte empinado, y todos murieron.    

 

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