Un pecado puntual que da cuenta del todo

Un pecado puntual que da cuenta del todo

Muchos se han sorprendido por el severo castigo recibido por Moshé y Aharón tras el pecado de Mei Merivá. Parece que el sentido de la cuestión, es que este pecado fue una expresión de una problemática más arraigada en cuanto al modo en que condujeron al pueblo.

Comentaristas, pensadores, y también todo lector razonable, se preguntaban y se cuestionan acerca del episodio en Mei Merivá: Tal vez Moshé y Aharón se equivocaron al golpear la roca en lugar de hablarle; ¿pero, por ese motivo no ingresar a la tierra? Durante cuarenta años Moshé y Aharón cargaron con la responsabilidad del pueblo, lo lideraron en momentos difíciles y traslados prolongados; ¿por un instante de falta de concentración, ellos reciben un castigo tan duro?El lector se queda con un sabor avinagrado en la boca.

Me parece que la respuesta es que el pecado de Mei Merivá no es solo un evento puntual, dos minutos y medio de descontrol. En el episodio de Mei Merivá se concentraron las características de toda una época, la de todos los traslados de los hijos de Israel por el desierto. El  pecado puntual de Moshé y Aharón aquí, refleja problemas más graves, por los cuales ellos fueron castigados.

En Mei Merivá Moshé exhibió un enojo excesivo hacia el pueblo, y manifestó una falta de comunicación con sus dirigidos, nadie puede culpar al frustrado Moshé, a la luz del comportamiento vergonzoso del pueblo. Nadie puede hacerlo; pero Dios sí puede. Dios es muy estricto y minucioso con sus elegidos. Si así lo desean, pues Moshé no ingresó a la tierra como castigo, y si lo prefieren-como un paso necesario de cambio de liderazgo.

El segundo aspecto del pecado de Mei Merivá fue la falta de cumplimiento exacto del mandato de Dios. Esta problemática caracteriza el liderazgo de Aharón. También en lo concerniente a Aharón hay alusiones en la Torá en cuanto a que su pecado más grave no fue el de Mei Merivá. Aharón fracasó, primero y principal, en el pecado del becerro de oro (Shemot capítulo 32, versículo 25). No obstante, Jazal (nuestros Sabios de Bendita Memoria) explican que Aharón acordó participar de la construcción del becerro, sólo con la intención de demorar el proceso. Pero hay situaciones en las cuales no hay lugar para fundamentos pragmáticos, calculados y considerados. Existen situaciones en las que no hay lugar para consensos y cálculos complejos, y se debe cumplir con lo que Dios explícitamente prohíbe, de un modo contundente.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Perashot" publicado por "Maaliot".

 

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