Tras la huida de David de la casa de Shaúl, nuestro capítulo relata el comienzo de las andanzas de David y su huida de Shaúl

David se presenta ante Ajimelej y le pide comida y armas (Versículos 1-10)

David sale del sitio donde se escondiera en el capítulo anterior, y se dirige al encuentro de Ajimelej, el Cohen, el Sacerdote. Ajimelej vive en Nov, y como veremos en la continuidad se trata de la ciudad de los Cohanim, los Sacerdotes. David no le quiere revelar a Ajimelej que Shaúl lo está persiguiendo, y por ello le miente, diciéndole que se encuentra cumpliendo una misión del rey. David le pide a Ajimelej pan para el trayecto, y el Cohen, le entrega a David del “Lejem Hapanim”, el Pan de la Proposición. Además, David también solicita una espada o una lanza, y Ajimelej le da la espada de Goliat.

David escapa hacia Ajish, el rey de Gat, y le solicita asilo (Versículos 11-16)

De Nov, David escapa a la casa de Ajish, el rey de Gat. A diferencia de la caminata anterior, en la que no hallamos la formulación de una huida, aquí se infiere como si fuera que Shaúl le está exhalando en la parte posterior del cuello de David. Gat es una ciudad filistea, y David, aparentemente solicita asilo al enemigo para que Shaúl no lo alcance. Pero, los planes de David se complican de inmediato, cuando los Pelishtim (filisteos) lo reconocen: “Y dijeron los siervos de Ajish: ¿No es este David, el rey de la tierra? ¿No cantaban de él en las danzas, diciendo: “Shaúl mató a sus miles, y David a sus diez miles?” (Versículo 12). David escucha y comprende que debe escapar de allí, inmediatamente. Simula haber enloquecido. Ajish renuncia al rehén que podría haber alcanzado y le dice a sus siervos: “¿Acaso me falta locos?” (Versículo 16). Así, David pudo salir de la ciudad filistea y seguir escapando de Shaúl.