Shmuel I, Capítulo 13
Nuestro capítulo relata sobre la guerra de Mijmash. El capítulo 13 cuenta sobre los preparativos para la guerra y el capítulo 14 relata acerca de la guerra propiamente dicha.
Los preparativos son interrumpidos por la concentración religiosa en Guilgal, el sacrificio de las ofrendas y el pecado de Shaúl:
Inicio de la guerra y los preparativos para la misma (Versículos 1-7)
Shaúl recluta combatientes del pueblo, y en forma inesperada Iehonatán golpea a la guarnición de los Pelishtim. De un estado de preparación para la guerra y el reclutamiento de la fuerza de combatientes, Shaúl pasa inmediatamente al estado de guerra. Shaúl hace sonar el Shofar a fin de congregar al pueblo en la región de Guilgal. Parte del pueblo se oculta ante los pelishtim, quienes poseen un ejército fuerte: “treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo y gente tan numerosa como la arena a la orilla del mar” (Versículo 5). El pueblo de Israel siente un verdadero pánico.
El pecado de Shaúl en el Guilgal (Versículos 8-14)
Como parte del temor reinante, el pueblo se reúne en el Guilgal con el rey Shaúl. Shaúl debía haber esperado a Shmuel, el profeta y el líder espiritual del pueblo. Supuestamente, el evento debía incluir una plegaria a Dios y la elevación de ofrendas por el éxito en la guerra-pero en un instante Shaúl peca. A último momento, el pueblo presiona a Shaúl, y el miedo de ellos lo amenaza y decide sacrificar las ofrendas sin Shmuel. En el momento en que Shaúl termina de elevar los sacrificios-Shmuel llega, y en su boca, un anuncio muy duro para Shaúl: “Pero ahora tu reino no perdurará. El Señor ha buscado para sí un hombre conforme a Su corazón, y el Señor lo designó como príncipe sobre Su pueblo porque tú no guardaste lo que el Señor te ordenó.” (Versículo 14). El reinado de Shaúl no habrá de continuar. Con esta noticia Shaúl sale a la guerra con los Pelishtim.
La continuación de los preparativos para la guerra (Versículos 15-23)
Shaúl se recupera y comprende que hay que luchar contra los Pelishtim, a pesar de la dura noticia que acaba de recibir del profeta. Shaúl y Iehonatán se hallan en Gueba Biniamín y los Pelishtim dividen sus fuerzas en tres diferentes zonas. Parece que es casi imposible vencer en esa guerra, también porque el pueblo ni siquiera posee armas: “En toda la tierra de Israel no podía hallarse ningún herrero, pues los Pelishtím decían: No sea que los hebreos hagan espadas o lanzas. Y todo Israel tenía que descender a los Pelishtím, cada cual para afilar la reja de su arado, su azuela, su hacha o su aguijada.” (Versículos 19-20). Las únicas armas se encuentran en manos de Shaúl y Iehonatán y el resto tenía armas improvisadas: “El precio era dos tercios de siclo por las rejas de arado, las azuelas, las horquillas, las hachas, y para arreglar las aguijadas” (Versículo 21)