En el capítulo anterior había una extensa lista de preceptos y prohibiciones. Ahora, el texto trae dos prohibiciones centrales: la prohibición de la idolatría y la prohibición de relaciones sexuales ilícitas.

La prohibición de servir a Molej (Versículos 1-8)

El texto comienza con las siguientes palabras: “Cualquier hombre de los hijos de Israel” y advierte sobre el servicio a Molej. Aquí, el texto no abunda en detalles en referencia al servicio a Molej, pero en otras partes del texto se infiere que el servicio a Molej consiste en pasar a los niños por el fuego. El castigo por servir al Molej es la muerte “morir habrá de ser muerto. El pueblo del país (el pueblo), lo lapidará con piedras” (Versículo 2). Dios advierte que si el pueblo se desentiende de ello, Él truncará al hombre y a su descendencia, y también truncará al que se dirigiere a los nigromantes y adivinos. El texto concluye este pasaje diciendo “Y serán consagrados y santificados, ya que Yo soy el Señor vuestro Dios. Observarán Mis leyes y las harán: Yo soy el Señor el que los consagra” (Versículos 7-8).

Las prohibiciones de relaciones sexuales ilícitas (Versículos 9-21)

Ahora, el texto pasa a la lista de prohibiciones de relaciones sexuales ilícitas. La lista que figura en nuestro capítulo es muy parecida a la que aparece en el capítulo 18, pero en nuestro caso está lista figura escrita en un estilo diferente y se especifican los castigos de tales transgresiones después de que en el capítulo 18 ya figuran las advertencias sobre las mismas.

El pasaje de conclusión (Versículos 22-27)

El texto sintetiza las leyes de santidad. Tal como es explicado, aquí, la cuestión de la santidad es la de diferenciarse y no asemejarse a los otros pueblos “y no se encaminen en pos de las normas de la nación, la que Yo expulso de ante ustedes, ya que todo esto ellos han hecho, y los he repudiado… Serán para Mí consagrados, ya que santo soy Yo el Señor, y los distinguí a ustedes de entre los pueblos, para que sean para Mí” (Versículos 23-26).

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