Síntesis del capítulo, Hoshea 9

Síntesis del capítulo, Hoshea 9

 

El exilio en la festividad (Versículos 1-9)

Este fragmento se centra en la descripción del futuro exilio que sufrirá Israel y la dificultad de servir a Dios  de un modo adecuado en el exilio. Los versículos se centran en el modo de comportamiento en el exilio, en el marco de una festividad. Aparentemente, se refiere a la festividad de  la cosecha, o sea, la festividad de Sucot. El profeta comienza diciendo “No tienes que alegrarte, oh Israel, como los demás pueblos” (Versículo 1). En contraste con la festividad en la que se debe estar alegre, Israel no lo estaba. El pueblo de Israel no estaba asentado en la tierra y no podrá recoger su cosecha en la festividad “La era y el lagar no los alimentarán, y el mosto los engañará. No seguirán habitando en la tierra del Señor, sino que Efraim se volverá a Egipto, y comerán en Ashur cosas inmundas” (Versículos 2-3). Del mismo modo, tampoco se  llevará a cabo la libación “Allí no derramarán al Señor libaciones de vino, ni sus sacrificios de carne Le serán aceptos: serán de su parte como alimento de enlutados; cuantos comieren de ello serán contaminados: porque su alimento será sólo para saciar su apetito; no habrá venido a la casa del Señor” (Versículo 4), y el profeta pregunta: “¿Qué harán en el día de la solemnidad, y fiesta del Señor?” (Versículo 5). El profeta deja en claro que el castigo del exilio es producto de los pecados de Israel, y por no haber escuchado a sus profetas e incluso hacerles daño: “Han llegado los días del castigo, han llegado los días de retribución; los conocerá Israel, (el cual dice): "¡El profeta es un insensato, el hombre inspirado está loco!"; a causa de la muchedumbre de tu iniquidad, y por ser grande tu rencor” (Versículo 7).

Los actos de las generaciones anteriores (Versículos 10-17)

En este fragmento, el profeta contempla y reflexiona los actos de las generaciones anteriores. Hashem, Dios “encontró” a Israel y se alegró con ellos como el que transita el desierto se alegra al encontrar uvas e higos, pero de inmediato, el pueblo de Israel pecó con Baal Peor. Debido a que sus antepasados han pecado, no sorprende que también ellos se comporten del mismo modo, y lleguen a una  situación en la que matan a  sus hijos, quizá como parte del servicio al Molej o como parte de la guerra “pero Efraim está destinado a sacar a sus hijos al matador” (Versículo 13). El profeta describe que a raíz de los actos de Efraim, Hashem los expulsará de su casa e incluso dejará de amar a Israel “¡Toda su maldad está concentrada en Guilgal; allí, pues, los aborrecí; por la maldad de sus hechos los expulsaré de Mi casa, no volveré a amarlos más: todos sus príncipes son apóstatas!” (Versículo 15). Esta expresión es dura y hasta excepcional en los conceptos de la profecía, y el profeta continúa con voz dura y contundente “Los desechará mi Dios, porque no Le escucharon; y vendrán a ser errantes entre las naciones” (Versículo 17).

 

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