El discurso de Iaacov (Versículos 1-7)

 “Aconteció después de estos eventos” (Versículo 1) Iosef comprende que su padre está enfermo y lo visita junto a sus dos hijos. Iaacov “se fortalece” y le cuenta a Iosef sobre la revelación de Dios a él en Luz y le cita textualmente la bendición de Dios. Luego le dice a Iosef que los dos hijos que tuvo “para mí habrán de ser: Efraim y Menashé como Reuvén y Shimón serán para mí” (Versículo 5) considerando que “Mas tus hijos, los que hayas engendrado después de ellos, para ti habrán de ser, por el nombre de sus hermanos habrán de ser llamados en su heredad” (Versículo 6). Al final de sus palabras Iaacov recuerda la muerte de Rajel.

La bendición para Menashé y Efraim (Versículos 8-22)

Ahora, los dos hijos de Iosef se encuentran ante Iaacov y él le pregunta a Iosef ¿quiénes son? Tras comprender Iaacov que son los hijos de Iosef está interesado en bendecirlos. Iosef coloca a Menashé el primogénito del lado derecho de Iaacov y a Efraim del lado izquierdo, ya que Menashé es el primogénito. Iaacov cruza sus manos y bendice a sus nietos: “El Dios, el que ante Su presencia se han encaminado mis padres, Abraham e Itzjak; el Dios que me conduce a mí  desde mi existir hasta el día de hoy… El mensajero de Dios que me ha redimido de todo mal, bendiga a los mozos y que sea nombrado en ellos mi nombre y el nombre de mis padres, Abraham e Itzjak y que proliferen en multitud en medio de la tierra” (Versículos 15-16). Iosef trata de modificar el entrecruzamiento de manos de su padre pero Iaacov le explica que dicha acción es intencional: “pero su hermano, el menor, habrá de ser más grande que él y su descendencia será plena de gentes” (Versículo 19). Iaacov concluye con la bendición de la tierra: “pero Elohim estará con ustedes y los hará retornar a la tierra de vuestros padres… pero yo te he dado una parte más sobre la de tus hermanos, la que conquisté de manos del Emorí con mi espada y mi arco” (Versículos 21-22)

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