Rumbo a Egipto (Versículos 1-7)

Iaacov se traslada a Egipto y en el camino, en Beer Sheva, Dios se le revela “Yo soy el Dios, Dios de tu padre, no temas descender a Egipto, pues en nación grande te tornaré allí” (Versículo 1) (Comparar con la orden de Dios a Itzjak: “No desciendas a Egipto, reside en la tierra que Yo habré de indicarte” (Capítulo 26, versículo 2). Iaacov toma sus bienes y su ganado y desciende a Egipto.

La nómina de los hijos de Iaacov (Versículos 8-26)

En estos versículos es traída una extensa nómina de descendientes de Iaacov que descendieron a Egipto junto a él “Todas las personas de la casa de Iaacov, vinientes a Egipto: setenta”.

Iaacov en Egipto (Versículos 26-34)

Iaacov llega a la tierra de Goshen en Egipto y Iosef sale a su encuentro “Se apareció ante él y se echó sobre su cuello y lloró sobre su cuello mucho” (Versículo 29). Iaacov se alegra y se emociona al ver a Iosef  “Puedo morir esta vez después de ver tu rostro, pues tú vives aún” (Versículo 30). Ahora, cuando ya toda la familia se encuentra en Egipto, Iosef los instruye: “Que sea, cuando los llame Paró y les diga: ¿Cuáles son vuestras ocupaciones? Le dirán: Hombres de ganado han sido tus servidores…ya que es abominación para Egipto todo pastor de ovejas” (Versículos 33-34)

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