Síntesis del capítulo, Ezrá 8

Síntesis del capítulo, Ezrá 8

La nómina de los inmigrantes que llegaron con Ezrá (versículos 1-14)

Este párrafo comienza con un título: “Y estos son los jefes de familias, y la genealogía de los que subieron conmigo de Babilonia, durante el reinado del rey Artajshasta” (versículo 1), y a continuación, figura la lista de los jefes de familias que llegaron junto a Ezrá.

El traslado de los Leviim y los Netinim (versículos 15-20)

Resulta que en la comitiva de los inmigrantes no hay Leviim ni Netinim (los que prestan servicio en el Templo): “y no hallé a nadie de los hijos de Leví” (versículo 15). Por lo tanto, Ezrá envía a “hombres importantes” y “sabios” (versículo 16), es decir hombres jerárquicos y entre ellos, aquellos que tienen la capacidad de explicarle a “Iddo, el jefe” (versículo 17). La misión fue exitosa: “Y conforme a la buena mano de nuestro Dios sobre nosotros, nos trajeron un hombre inteligente…” (Versículo 18)

El ayuno junto al río Ahava (versículos 21-23)

Antes de la partida, Ezrá solicita se decrete un ayuno y que se rece para que sean protegidos en el trayecto. Ezrá se confiesa diciendo que confía en Dios y por ello no solicito asistencia para el camino al rey de Persia, y por ende, ahora le eleva una plegaria a Dios: “Y declaré ayuno allí junto al río de Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, implorándole que nos conceda un camino bueno para nosotros, y para nuestros niños, y para todas nuestras pertenencias” (versículo 21).

La selección de los Cohanim que cargaban las ofrendas (versículos 24-30)

En el segmento anterior, Ezrá juntó a los Leviim y a los Netinim, y ahora le concede una tarea también a los Cohanim (sacerdotes). Ezrá pesa y cuenta todos los aportes para el Templo y designa a los Cohanim para que sean los responsables del traslado de las mismas al Templo: “Y les dije: Ustedes son consagrados al Eterno, y los utensilios sagrados; y la plata y el oro ofrenda voluntaria al Eterno, Dios de nuestros padres” (versículo 28).

La inmigración a la tierra y las ofrendas a Dios (versículos 31-36)

Ezrá describe cómo él y los hombres citados en la lista que figura en el inicio del capítulo, llegaron a la tierra: “Y partimos del río de Ahava el doce del mes primero, para ir a Ierushalaim: y la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, el cual nos libró de mano del enemigo y de emboscadas en el camino” (Versículo 31). Los inmigrantes elevaron sacrificios a Dios: “Los que habían regresado de la cautividad, los hijos del exilio, ofrecieron holocaustos al Dios de Israel” (versículo 35).

Redacción: Netanel Szpigel

 

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