El capítulo 5 puede ser contemplado como la apertura del discurso de preceptos religiosos. Moshé opta por comenzar por aquello que convirtió al pueblo de Israel en miembro del pacto con Dios: el evento en el monte Sinai y la revelación de Dios al pueblo. Es interesante prestar atención en que el libro Devarim no utiliza el nombre “Sinai”, sino que califica al monte Sinai-monte de Joreb.

Apertura para la descripción del pacto en el monte Sinai (Versículos 1-5)

Moshé comienza sus palabras y dice “Adonai, nuestro Dios, concertó con nosotros un pacto en Joreb” (Versículo 2). Moshé hace hincapié en que Dios no concertó el pacto solamente con la generación del desierto, sino “con nosotros, nosotros los que estamos  aquí hoy, todos nosotros vivientes” (Versículo 3). El pacto de Sinai no es excepcional ni temporal, sino eterno. Moshé explicará a continuación a qué se refiere al decir que el pueblo se siente atemorizado en el evento en el monte.

Los diez mandamientos (Versículos 6-17)

Moshé reitera los diez mandamientos escritos en el libro Shemot con modificaciones. Las principales modificaciones comienzan a partir del mandamiento que refiere al precepto de Shabat. Hay distintas posturas que explican el origen de las diferencias y lo que se puede aprender de ellas.

El evento en el monte Sinai (Versículos 18-27)

En esta instancia, Moshé explica el temor reverencial del pueblo en el evento del monte Sinai. El pueblo escucha por primera vez la voz de Dios, y por ello temió ya que tal vez aquel que oye la voz de Dios-muere: “Pues, ¿quién es creatura alguna que ha oído la voz de Elohim eterno que habla de en medio del fuego, como nosotros, y ha permanecido en vida?” Versículo 23). Dios escuchó la palabra del pueblo, y tenía la expectativa de que el temor reverencial a Dios los habrá de acompañar a lo largo del tiempo. Finalmente, Moshé escuchó todos los preceptos de Dios y se los transmitió al pueblo.

Conclusión (Versículos 28-29)

Tras el final de la descripción del evento en el monte Sinai, Moshé se dirige a los oyentes, el pueblo de Israel, y les ordena observar los preceptos de Dios, y no apartarse de ellos a derecha o izquierda “en toda la senda que ha ordenado Adonai, vuestro Dios, a ustedes, se habrán de encaminar para que vivan y sea el bien para ustedes, y prolonguen vuestros días en la tierra que habrán de poseer” (Versículo 30).

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