Leyes de los Cohanim y los Leviim (Versículos 1-8)

En este pasaje son citadas tres leyes diferentes concernientes al estatus especial de los Cohanim y los Leviim. La primera ley: los Cohanim y Leviim no tienen heredad en la tierra “Adonai es su heredad, como Él se lo ha hablado” (Versículo 2). La segunda ley: quien ofrenda a Dios buey o cordero, debe entregarle al Cohen el brazo, la quijada y el cuajar. Así también, las primicias del cereal, del mosto y del aceite, y la primicia de la esquila-deben ser entregadas al Cohen. La tercera ley: en el caso que venga un Leví de cualquier parte de la tierra a la casa de Dios-podrá prestar servicio en la casa de Dios y recibir los presentes correspondientes a los Leviim.

La advertencia sobre la falsa profecía (Versículos 9-22)

En este párrafo la Torá lidia con el fenómeno de los falsos profetas, que es mencionado de un modo significativo en los libros de profecía. Antes de ocuparse de lleno de eso, la Torá advierte contra la posibilidad de recurrir a la magia, al ilusionismo, a los presagios y a la hechicería-que representan una especie de alternativa a la profecía. Aún antes de que la Torá presenta los criterios para un profeta verdadero, la Torá deja en claro que la función del profeta es la de continuar la revelación de Dios,  a raíz de la demanda del pueblo de continuar escuchando la voz de Dios: “Y me hubo dicho Adonai a mí: han hecho bien, lo que han hablado. Profeta les haré surgir a ellos de en medio de sus hermanos, igual que tú, y pondré mis palabras en su boca, y habrá de hablarles, todo lo que yo te ordene” (Versículos 17-18)

Después de ello, la Torá expone dos características del profeta: “Profeta de en medio de ti” (Versículo 15) y además-los conceptos del profeta verdadero habrán de llegar. Aquel que no habrá de escuchar al profeta verdadero recibirá un castigo de Dios: “Yo lo demandaré a él” (Versículo 19) y aquel hombre que hable en nombre de Dios, y Dios no lo envió-tiene pena de muerte.

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