En el capítulo anterior hemos estudiado sobre la muerte de Shaúl y sus hijos en la batalla de Guilboa. En nuestro capítulo estudiamos acerca del informe del joven amalekita a David sobre la muerte de Shaúl.

Las palabras del joven amalekita:” Me paré sobre él y lo maté” (versículo 10)

David se encuentra en Siqlag y en forma repentina (de repente) llega un hombre que participó de la batalla en Guilboa: “un hombre vino del campamento de los de Shaúl, rasgados sus vestidos y con tierra sobre su cabeza”. (versículo 2). El joven le comunica a David que Shaúl y Iehonatán murieron en la guerra, y David intenta descubrir cómo es que el joven lo sabe. El joven cuenta que él mismo mató a Shaúl, a pedido del mismo Shaúl: “Y respondió el mancebo que le traía las nuevas: "Por una casualidad me hallé en el monte de Guilboa; y he aquí a Shaúl recostado sobre su lanza, y, he aquí, los carros y la gente de a caballo le iban alcanzando… me dijo: "Te ruego que te pares sobre mí y me mates… pues, me puse sobre él y lo maté, porque conocía que no podía vivir, después de caído”. (versículos 6-10).

David reaccionó y le dijo: "¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para destruir al ungido de Dios?" (versículos 13-16)

David escucha los conceptos del joven amalekita y no puede creer lo que está oyendo: “Y le dijo David, "¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para destruir al ungido de Dios?". Aparentemente el joven amalekita pensó que alegrará a David con la noticia, pero se encontró a sí mismo en la situación opuesta. David ordena matar al joven amalekita: “porque tu misma boca ha dado testimonio contra ti, diciendo: Yo maté al ungido del Señor!" (versículo 16) ¿Acaso el joven amalekita dijo la verdad o tal vez mintió? Vean este tema en la sección “Una idea”.

El lamento de David: “Cómo han caído los poderosos” (versículos 17-27)

David asume uno de los cánticos de lamento más famosos del Tanaj. A través del mismo, David elogió a Shaúl y a su hijo Iehonatán, aliado de David.