Síntesis del capítulo, 2 Reyes 18

Síntesis del capítulo, 2 Reyes 18

El reino de Yehudá

Desde el inicio del capítulo de hoy y hasta el final del libro Melajim Bet, nos ocuparemos del reino de Yehudá, ya que el reino de Israel ha sido exiliado y no aparece en el libro Melajim. En los siguientes capítulos (18-20) nos ocuparemos del rey Jizkiyahu y de los relatos relacionados con él.

El reinado de Jizakiyahu (Versículos 1-12)

Jizkiyahu reinó después de su padre Ajaz, pero a diferencia de él fue un rey justo: “En el Señor, Dios de Israel, confió; y después de él no hubo otro como él entre todos los reyes de Yehudá, ni tampoco lo hubo entre los que lo precedieron a él” (Versículo 5). Uno de los principales hechos realizados por Jizkiyahu fue el de destruir los altos y erradicarlos (quitarlos): “Quitó los altos, y quebró las estatuas, y cortó la Asherá, y rompió a martillazos la serpiente de cobre que había hecho Moshé, porque hasta aquellos días seguían los hijos de Israel quemándole incienso; y lo apellidaron Nijushtán” (Versículo 4). Como veremos más adelante, se cuenta acerca de Jizkiyahu que “también se rebeló contra el rey de Ashur, y no lo sirvió” (Versículo 7).

En el marco de la descripción del reino de Jizkiahu es traído el relato de la caída del reino de Israel en la época de Hoshea ben Elá, rey de Israel (Versículos 9-12)

El ascenso de Sanjeriv (Versículos 13-16)

En el transcurso del cuarto año del reinado de Jizkiyahu, Sanjeriv asumió el gobierno en el reinado de Ashur. Sanjeriv era hijo de Sargon II, quien según los escritos asirios, fue el responsable de la caída del Shomrón y la destrucción del reino de Israel. Sanjeriv amenazó a Jizkiyahu, y éste de inmediato se rindió y le envió una ofrenda importante a Sanjeriv: “Entonces envió Jizkiyahu, rey de Yehudá, al rey de Ashur, a Lajish, diciendo: "Yo he pecado; retírate de mí; lo que me impusieres lo pagaré… Y dio Jizkiyahu todo el dinero que fue hallado en la casa del Señor, y en los tesoros de la casa real” (Versículos 14-15).

El discurso de Ravshake (Jefe de los Coperos) (Versículos 17-37)

Lean el discurso y pónganse a prueba: ¿Acaso ustedes conocen el discurso de Ravshake?

Aparentemente, Sanjeriv se retractó o que tal vez la rendición de Jizkiyahu, de alguna manera, derivó en la guerra:

“Entonces el rey de Ashur envió al generalísimo y al jefe de los eunucos, y al jefe de los coperos, desde Lajish al rey Jizqiyyahu con un gran ejército hasta Yerushaláim, los cuales subieron y se llegaron hasta Yerushaláim. Subieron, pues, y se llegaron e hicieron alto junto al acueducto del estanque superior, que está junto a la calzada del campo del lavandero. Entonces llamando ellos al rey, salió a tratar con ellos Elyaqim, hijo de Jilkiyahu, mayordomo de palacio, con Shevná, el cronista, hijo de Asaf, el secretario.

Y les dijo el jefe de los coperos: "Les ruego que le digan  a Jizkyahu: Así dice el gran rey, el rey de Ashúr: ¿Qué confianza es ésta en que tú te apoyas?

   ¿Tú piensas que consejo y fuerza para la guerra consisten sólo en palabras? Ahora, pues, ¿en quién confías para que te rebeles contra mí?

   Ahora bien, he aquí que confías en este báculo de caña cascada, es decir, en Egipto, en la que si alguno se apoyare, le entrará en la mano y se la traspasará. Tal es Paró, rey de Egipto, para todos los que confían en él.

   Y aun cuando me digan: En el Señor, Dios nuestro, confiamos, ¿no es el mismo, cuyos altos y cuyos altares ha quitado Jizkyahu, diciendo a Yehudá y a Yerushalaim: Delante de este altar, en Yerushalaim, lo adorarán?

Ahora, pues, yo te ruego que hagas una apuesta con Mi señor, el rey de Ashur, y yo te daré dos mil caballos, si de tu parte puedes poner jinetes sobre ellos.

   ¿Cómo entonces podrás hacer volver el rostro de un solo prefecto de los menores de los siervos de mi señor, poniendo tu confianza en Egipto para proveerte de carros y caballería?

  ¿Acaso he subido yo ahora sin el Señor contra este lugar, para destruirlo? El Señor mismo me ha dicho: Sube contra esta tierra y destrúyela."

Dijo entonces Elyaqim, hijo de Jilkiyahu, con Shevná y Yoah, al jefe de los coperos; "Te ruego que hables con tus siervos en arameo, que nosotros lo entendemos; y no nos hables en yehudith (hebreo), a oídos de la gente que está sobre el muro."

Mas el jefe de los coperos les respondió: "¿Por ventura me ha enviado mi señor a tu señor y a ti, para decir estas palabras? ¿No me ha enviado también a los hombres que están sentados sobre el muro, expuestos como están a comer su mismo estiércol y a beber sus orines con vosotros?"

   Entonces el jefe de los coperos se puso en pie y clamó con voz grande en yehudith; y habló, diciendo: "¡Oigan la palabra del gran rey, el rey de Ashur!

Así dice el rey: que no los engañe Jizkiyahu, porque no podrá él librarlos de mano del rey.

   Ni tampoco les haga confiar Jizkiyahu en el Señor, diciendo: De seguro que el Señor nos librará, y esta ciudad no será entregada en manos del rey de Ashur.

   No escuchen a Jizkiyahu, porque así dice el rey de Ashur: Hagan la paz conmigo, y salgan hacia mí, y coma cada cual de su vid y cada cual de su higuera, y beban cada cual de las aguas de su cisterna,

   hasta que yo venga, y los lleve a otra tierra parecida a la vuestra, tierra de trigo y de mosto, tierra de pan y de viñas, tierra de olivos, aceite y de miel, y vivirán  y no morirán. No escuchen, pues, a Jizkiyahu, porque quiere alucinarlos, diciendo: ¡El Señor nos librará!

  ¿Acaso los dioses de las naciones han librado en manera alguna cada cual a su tierra de mano del rey de Ashur?

   ¿Dónde están los dioses de Hamath y de Arpad ¿Dónde los dioses de Sfarwáyim, de Hená; y de Iwwá? ¿Acaso a Shomrón libraron de mi mano?

   ¿Quiénes entre todos los dioses de los países son los que han librado sus tierras de mi mano, para que pueda el Señor librar a Yerushalaim de mi mano?"

Mas el pueblo permaneció callado y no le respondió palabra, porque ello era mandamiento del rey, diciendo: "No le respondan."

   Entonces Elyaqim, hijo de Jilkiyá, mayordomo de palacio, y Shevná, el cronista, y Yoah, hijo de Asaf, el secretario, volvieron a Jizkiyahu, rasgados sus vestidos, y le refirieron las palabras del jefe de los coperos.

¿Cómo reaccionó el rey Jizkiyahu? En el próximo capítulo abordaremos este tema y mucho más.

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