El capítulo está dividido en cinco partes. La primera está directamente relacionada con la plegaria de Janá del capítulo anterior. (Ver en la sección “Aprendizaje divertido”). En las otras cuatro partes, se registra una comparación continua  (permanente) entre los hijos pecadores de Elí y Shmuel que continúa en el camino de Dios.

Versículos 11-17

Mientras Shmuel servía fielmente a Dios, en el Tabernáculo se encontraban también los dos hijos de Elí, ambos perversos (malvados). Sin  asumir (aceptar) ningún yugo sobre ellos, perjudican el servicio en el altar y a los que traían los sacrificios. Ellos tomaban por la fuerza su porción del sacrificio, incluso antes de ser ofrendado: “De esta suerte se hizo muy grande el pecado de aquellos mancebos delante del Señor, porque los hombres aborrecían las ofrendas del Señor”. ( versículo 17)

Versículos 18-21

 “Y Shmuel prestaba servicio delante del Señor, siendo aún niño, ceñido de un efod de lino”. (versículo 18) Janá le prepara a Shmuel un saco (manto) pequeño que le será útil durante el servicio en el Tabernáculo, y una enorme bendición se posa sobre la familia de Elkaná.

Versículos 22-25

La reprimenda (El reproche) de Elí a sus hijos. Elí comprende que sus hijos actúan de un modo inmoral y pecan durante el servicio en el Tabernáculo, y los reprende: “¿Por qué hacen estas cosas?; pues estoy oyendo hablar de vuestras malas acciones por parte de todo este pueblo”. (versículo 23)

Versículo 26

 “Mientras tanto, el niño Shmuel iba creciendo, y fue bueno con Dios y también con los hombres”. (versículo 26)

Versículos 27-36

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El emisario de Dios se presenta ante Elí y le comunica la triste noticia: “He aquí que vienen días en que cortaré tu brazo, y el brazo de la casa de tu padre, para que no quede anciano en tu casa”. ( versículo 31). A raíz de los pecados de sus hijos, la familia de Elí es separada (marginada) del servicio en el Tabernáculo.