Preguntas de Abarbanel, Génesis 41

Preguntas de Abarbanel, Génesis 41

  “Y al cabo de dos años el Faraón soñó que estaba junto al río, y del río subían siete vacas robustas, hermosas a la vista... y tras ellas subían del río otras siete vacas... de aspecto desagradable por su escualidez... y las vacas flacas devoraron a las vacas gordas.... 

Y a la mañana siguiente su alma estaba perturbada y mandó llamar a todos los hechiceros de Egipto... pero nadie pudo interpretárselo.”

 (Génesis 41)

Pregunta: ¿Cómo es que el Faraón creyó inmediatamente en la interpretación de José y no en la de sus fieles hechiceros?, y más aún, lo nombró virrey de Egipto y le otorgó todos los honores antes de cumplirse siquiera su predicción de los siete años buenos y siete malos.

Respuesta:

Rashi en nombre del Midrash comenta que la interpretación de los hechiceros era que habría de tener siete hijas y él mismo habría de enterrarlas; al Faraón no le conformó la interpretación, ya que, siendo el dirigente de todo un país, sus cuestiones personales debían ser secundarias y el sueño debía implicar asuntos de interés nacional.  Es por esto que la explicación de José se apega más al dominio colectivo.

Para Abarbanel esta razón no es suficiente como para que el Faraón llegue a nombrar a José Virrey y le de todos los honores, arriesgándose a que su predicción no se cumpla; es por ésto que desarrolla una tesis diferente y muy apegada al estilo Freudiano, (más de 300 años antes):

"El sueño con mensaje Divino es visto tal cual es; sin embargo la imaginación de la persona materializa esta inspiración y le otorga diferentes formas y símbolos, ocultando (o disfrazando) el mensaje real.  Así entonces, cuando el interpretador le revela el mensaje verdadero, la persona recuerda el sentido que está dentro de sí y puede entonces aseverar que la interpretación es correcta".

En otras palabras, el autor nos dice que en cada sueño viene también incluida su interpretación; el problema es que no nos acordamos de ella (o no lo sabemos descifrar). Por eso, cuando alguien externo llega y nos la revela, inmediatamente sabemos que ese es el verdadero significado.

Así entonces, el Faraón no dudó en levantar a José desde el lugar más bajo de Egipto y nombrarlo su mano derecha a ojos de todo su pueblo. 

¡Qué interesante es descubrir cuánto hay por desenterrar en nuestras propias fuentes!
·        "...Y cuando vio José a sus hermanos los reconoció, pero se hizo el extraño ante ellos e incluso les habló con rudeza...  "

(Génesis 42, 7)

Pregunta: ¿Por qué José se encubrió y no se reveló ante sus hermanos inmediatamente?, ¿Acaso no está prohibido vengarse y hacerlos sufrir como lo hizo, encarcelando también a Shimón y causando más angustia a su propio padre?

Respuesta:

Si José desde el principio se hubiera revelado ante sus hermanos e ido inmediatamente a saludar a su padre, habría corrido un gran peligro por varias razones.  De seguro su familia vendría constantemente a visitarlo y abastecerse con provisiones (ya que había hambre en toda la tierra); él les mandaría también dinero y regalos de la casa real; los egipcios comenzarían entonces a sospechar y dudar de su nacionalismo.  Más aun, de haberse desatado un conflicto entre los Cananeos y los Egipcios, tomarían a José como un elemento de dudosa confiabilidad.  Es por esto que el gran Virrey no podía revelar su estrecha conexión con extranjeros del país vecino y de alguna forma tenía que traer a toda su familia a Egipto.

Por otro lado, la última imagen que tuvo José de sus hermanos fue de gente sangrienta y cruel que lo arrojaron al pozo y luego lo vendieron.  Antes de revelarse debía cerciorarse que el odio de sus consanguíneos había pasado y estaban arrepentidos.  ¿Qué sentido habría tenido el querer reunir a una familia donde las peleas son constantes y la envidia es creciente? De seguro no les habría dado mucho gusto ver a su presumido hermano sentado en la silla real y ver cumplido su odioso sueño...

Por estas razones decide Yosef encubrirse y comprobar si estos sentimientos de antaño han pasado.  El resto de la historia ya lo sabemos llegando a su climax en el momento en que su hermano Yehudá, el mismo que propuso venderlo, está dispuesto a tomar el lugar del pequeño Biniamín y quedarse como esclavo en Egipto por el suceso de la copa.  Con ésto se corrobora que el arrepentimiento es total y la familia está lista para reunirse de nuevo.

A la luz de lo anterior se aclara pues la extraña y aparentemente rencorosa actitud de José  brindándonos ahora una imagen realista y lógica del entorno político y familiar de esa época.

Volver al capítulo