Populismo

Populismo

Koraj y su congregación se subieron a la cresta del populismo e intentan convencer al pueblo de que todos son iguales “Pues toda la asamblea, todos, son consagrados” (Versículo 3). Moshé Rabenu le pide a Dios que la tierra trague a Koraj y su congregación y de ese modo solicita manifestar que no vivimos en un mundo utópico como este.

En la historia de nuestro pueblo, tal como ha acontecido en la historia de otros pueblos, numerosos líderes se subieron a la cresta del populismo que arrastró a las masas. La naturaleza del populismo es el llamado a las emociones más bajas que anidan en cada persona para movilizarse en beneficio del líder, quien aprovecha toda oportunidad para fortalecer su poder y su estatus. En algunos lugares, los líderes cabalgaron sobre una corriente de odio al extraño, haciendo hincapié en el colectivo nacional y étnico. En otros sitios, utilizaron el sentimiento del amor por los bienes a fin de provocar una guerra de clases económica y social.

¿Qué persona que se halla en una situación económica inferior no sueña con igualar sus condiciones de vida con las del rico? ¿Y qué ciudadano no tenderá a ver en el extraño, como alguien que pone en riesgo su estatus? Todos son consagrados, todos tienen derecho a los bienes, y muchos “todos” más que la imaginación humana puede desear. Koraj y su congregación querían cabalgar sobre las olas de la multitud, que sostiene que no existe jerarquía en el mundo, y todos son realmente lo mismo. Es verdad, todos son iguales ante Dios, pero eso no quiere decir que todos pueden ser Cohanim (Sacerdotes) en el Gran Templo. Dios no desprecia la plegaria de ninguna persona, pero ello no implica que cualquiera pueda liderarla. Todos tienen derecho a la dignidad, a la vida, y al sustento, pero eso no quiere decir que pueda ser un piloto o un médico; aquel que estudió y se capacitó para una función tiene derecho a recibir el cargo adecuado. Juntos exigiremos una relación de dignidad y honestidad para todo aquel que sufre problemas de salud, pero eso no implica que lo incorporaremos a las unidades de élite del ejército.

Moshé Rabenu desea darle al pueblo una lección de auténtico liderazgo. Moshé le pide a Dios que cree una nueva creación, que la tierra abra su boca y trague a los que argumentan que todos son consagrados. Él pretende decir que no vivimos en un mundo de esas características, en un mundo utópico esperaríamos que no hayan diferencias entre las personas en ningún aspecto, ni económico, ni social, ni en materia de salud. Pero en el mundo complejo en el que vivimos, debemos reconocer  que a diferentes personas se les han concedido diversas habilidades y cada una debe aprovecharlo al máximo.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Parashá baktaná" publicado por "Maguid".

 

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