Noaj, diluvio, justicia

Noaj, diluvio, justicia

La Torá nos enfrenta en sus primeras Parashiot ante dos de las principales ideas del judaísmo. Bereshit nos muestra la fé en la Briá, en la Creación del Universo, Noaj nos enfrenta con la Hashgaja, con la Providencia, la ley eterna que gobierna el Universo entero.

“Y se corrompió la tierra delante del Señor y se llenó la tierra con violencia, y miró el señor la tierra, y he aquí que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.” (Bereshit VI 11-12).

Las generaciones se sucedieron, empero el fin, la esencia, el móvil de la creación no había sido alcanzado, el bien había sido desvirtuado y por el contrario imperaba el más absoluto de los males, la opresión y la injusticia en sus tres manifestaciones, la idolatría, la inmoralidad y el crimen. A pesar de todo agregan nuestros Jajamim, la Torá al querer caracterizar el pecado de la generación del diluvio (Dor Hamabul), no lo hace sino por medio de su clásica expresión: " Y se llenó la tierra con violencia”, a lo que agrega Rashi citando el Talmud

ותמלא הארץ חמס, לא נחתם גזר דינם אלא על הגזל

"Y se llenó la tierra con violencia: No fue sellado su destino por el robo".

Posteriormente nos encontramos con la Dor Hapalaga, la generación que había de ser esparcida por todos los confines de la tierra, pero la Dor Hapalaga no sería tan cruelmente castigada, su pecado y su castigo se hallan notablemente disminuidos por la Torá. La Dor Hamabul fue esencialmente castigada por el robo, pues la sociedad que llega a la descomposición interna, al odio entre sus componentes, a la violencia y al robo, esa sociedad se halla condenada por las leyes eternas a desaparecer.

En Akedat Itzjak  nos muestra que estas dos Parashiot y Noaj y Bereshit, se hallan íntimamente unidas entre sí de acuerdo a los principios ya expuestos, y especialmente, pues Noaj completa la visión del mundo que Bereshit nos ofrece.

Es famosa ya la comparación filosófica entre el macro y el microcosmo, el gran y el pequeño Universo, el Universo moral y el físico. En Akedat Itzjak compara estos dos Universos con los instrumentos cuyas cuerdas se hallan construidas de acuerdo a relaciones determinadas, tal que cualquier sonido en una de ellas se comunica al otro instrumento por resonancia. Toda melodía ejecutada en un instrumento se transmite instantáneamente al otro, y este es también el sentido del Universo todo. Cada hombre es un artista que ejecuta en su instrumento una melodía, y esa melodía se transmite y se reparte por todos los espacios estelares:

“תהלת ד´ ידבר פי ויברך כל בשר שם קדשו לעולם ועד"
“La alabanza al Señor expresará mi boca, y todas las criaturas bendecirán su santo nombre por la eternidad”.

Este pequeño versículo perteneciente a "Ashrei”, uno de los salmos incorporados a las oraciones diarias, expresa la anterior idea, el hombre es cual director de una majestuosa sinfonía cuyos ejecutantes son las criaturas. Si los antiguos filósofos habían oído la música celestial de las esferas, la Torá que también ve que en todo está la obra del Señor, antepone a toda la acción moral del hombre, el ejecutante el que guía el Universo todo.
Y esto es lo que la Torá nos muestra y presenta en los cortos versículos analizados: 

"Y miró el Señor la tierra, y he aquí que estaba corrompida, porque toda carne (todo hombre) había corrompido su camino sobre la tierra" (VI, 12).
"La tierra estaba corrompida", toda la naturaleza entera había perdido su sentido “Porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra”. El Diluvio nos muestra pues ante todo la Hashgajá, la Providencia, y en el mismo hecho del Diluvio los podremos observar. 

El diluvio es la invasión de la tierra por las aguas, y en este mismo hecho observamos sobre todo la idea moral. Los profetas, las Escrituras nos muestran siempre un milagro divino que para ellos representa la naturaleza toda, el límite de la tierra y de las aguas que estas no se atreven a trasponer. Nosotros nos hallamos frente a hechos singulares día tras día y noche tras noche, se suceden las mareas, que inconscientemente causan los grandes astros celestes. 

Las fuerzas de la naturaleza se han juntado en multitud de fenómenos celestes, pero todos ellos no pueden trasponer la frontera de la tierra, el hombre ha dominado a la misma naturaleza por medio de ella misma. Aprendiendo a doblegarse, el hombre ha logrado conquistar totalmente a la naturaleza y terminó por dominarla. Las aguas que no se atreven a cubrir la tierra son el símbolo de la naturaleza toda que se doblega ante el hombre. El castigo de la generación del Diluvio, del Dor Hamabul, ha sido justamente la invasión de las tierras por las aguas. 

La regularidad de las aguas que los astros celestes elevaban y rebajaban continuamente, el límite de las tierras, todo cuando el hombre abandone su senda el camino del bien, todo se pone en contra suyo, y las aguas invaden la tierra.

La naturaleza no puede ser dominada sino sometiéndose a ella. La ciencia ha aprendido con su experiencia esta verdad, más ésta no se halla solamente reducida a su parte material y física, sino que se halla compenetrada en sus ideas morales:

“בטל רצונך מפני רצונו כדי שיבטל רצון אחרים מפני רצונך" (אבות פרק ב´)

“Obra de tal modo que la voluntad (de HaShem) sea la tuya, para que haga tu voluntad, como si fuera la suya "  (Abot II). En el bien se halla la esencia de la dominación de la Naturaleza pues el bien es el móvil y el fin de la Creación entera.

El Mabul y la enseñanza de la tristemente famosa generación nos muestran pues que nuestros ideales y la vida toda deben estar guiados por el superior principio del bien.

Entre todas las iniquidades, en medio de la injusticia, resalta una límpida y cristalina figura que salva a la humanidad toda, la de Noaj acompañado por sus hijos: Shem, Jam y Jafet, que habían de ser los padres de las futuras familias que poblarían el Universo todo.

Solo tres calificativos cita la Torá al referirse a Noaj, y estos tres adjetivos tienen una idea central:

     ”Noaj, varón justo perfecto fue en sus generaciones con el Señor camino Noaj":
"אלא תולדות נח - נח איש צדיק תמים היה בדורותיו את האלוקים התהלך"     
Tres habían sido los pecados de la generación del Diluvio, y contra estas tres antepone Noaj su grandeza: "Varón justo", "perfecto" y que "caminaba con el Señor" eran las cualidades que oponía al robo, a la amoralidad y a la idolatría que imperaban en sus tiempos.

Es decir que la Torá quiso recalcar una idea central, Noaj se salvó esencialmente por una única causa, la de no haberse asimilado a su generación, que todo el mundo se hallaba sumido en las tinieblas, pero él no abandonaba la luz que lo guiaba por sobre todo y ante todo, la ley espiritual de sus principios.

Y eso es lo que vemos posteriormente cuando el Señor ordena a Noaj construir la Teba, el "arca" que habría de llevar a la futura generación, que se salvará de la destrucción del Universo del pasado. Noaj no titubea un instante, lo que Ds’ ordena ejecuta, y la Torá nos repite: “E hizo Noaj tal como el Señor le dispuso” (VI1,5). Esta expresión la hallamos también en la Torá cuando Aarón enciende las luminarias de la Menora, y nos indica la total fé y sumisión a las palabras divinas a pesar que todo se oponía a ellas.
Noaj se salvó pues por su disposición a salvarse, su esfuerzo redentor y su resistencia a la asimilación son las que lo salvaron de la destrucción y aniquilación.

"Estas son las generaciones de Noaj (Toldot Noaj). Noaj varón justo y perfecto fue en sus generaciones". De aquí deducen los Jajamim que:

“ ללמדך שעיקר תולדותיהם של צדיקים מעשים טובים"
los hijos de los justos son sus buenas obras, son sus verdaderos frutos interiores, son parte de su propio ser, y también aquí la descendencia de Noaj fueron sus buenos actos, tal como el versículo quiere indicarlo. Las buenas obras están unidas a lo que el hombre deja en este mundo.

 "Perfecto fue en sus generaciones. Rashi nos dice que éste versículo fue interpretado de diversas maneras por los sabios talmúdicos. El versículo en sí es bastante explícito, "en sus generaciones", indica que su perfección fue relativa, y continúa Rashi, hay Jajamim que lo estudian para alabanzas, otros por el contrario para oprobio."En sus generaciones” más si hubiese estado en la generación de Abraham no hubiese tenido trascendencia alguna. Hay por el contrario quienes dicen que “en su generación” nos indica que si hubiese estado en un período normal su perfección habría aumentado aún más. Hasta aquí la controversia como simple curiosidad. Sin embargo hay aquí encerrado un principio más profundo, una enseñanza para el hombre. El hombre juzga de acuerdo a lo que ve, a lo que él mismo siente, es decir proyecta sus impresiones sus sentimientos sobre su compañero.

Esta pequeña observación nos muestra Rashi que nos está prohibido juzgar a nuestros hermanos, pues no podemos conocer la profundidad de sus almas, de sus pensamientos, sentimientos y pasiones.

Cuál sería la actitud del hombre si hubiesen variado todos los factores exteriores a él, hubiese variado también su conducta?

Ante estos interrogantes la mente humana debe concluir por reconocer su propia ignorancia, y el alma nos debe enseñar el principio de los Jajamim 

“אל תדון את חברך עד שתגיע למקומו"

"No juzgues a tu hermano hasta que estés a su lugar”
En esta esta misma Parashá, como ya lo hemos hecho notar hallamos el relato de la Dor Hapalaga, la generación de la dispersión. Varias generaciones habían pasado ya del diluvio, y nos enfrentamos con un nuevo problema:  

"Era entonces toda la tierra de una lengua y unas mismas palabras. Y aconteció que Cuando partieron a Oriente hallaron un valle en la tierra de Shinar y se asentaron allí. Y dijeron los unos a los otros. Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y el ladrillo les sirvió de piedra  y el asfalto en lugar de revoque. Y dijeron: Vamos edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue al cielo, y hagámonos un nombre por si fuéremos esparcidos sobre la faz de la tierra”.

Tales eran las intenciones de la Dor Hapalaga, y la Torá termina relatándonos que por ello fueron dispersados y sus lenguas confundidas: "Así los esparció Ds" desde allí sobre la faz de la tierra y dejaron de edificar la ciudad. Allí confundió Ds' el lenguaje de toda la tierra y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra”.

Es interesante adentrarse en el sentido del pecado de la Dor Hapalaga y su castigo, y realmente sacaríamos conclusiones muy interesantes de tal análisis. La Torá nos relata que los hombres hallaron el valle de Shinar y cambiaron la piedra y la mezcla por el ladrillo y el asfalto. La significación de esto es muy sencilla, el hombre comienza a utilizar la técnica y las invenciones le abren nuevos caminos. Empero la técnica en sí mismo no tiene un sentido moral positivo, pues es una creación del hombre, la misma técnica puede a veces hacer nacer en el hombre sentimientos y pasiones que lo lleven al mal. El hombre creía que al dominar la técnica podía ya construir torres “cuyas cúspides lleguen al cielo”, y el sentimiento interior que los dominaba era el de “hagámonos un nombre”, el de la soberbia y superioridad.

Volver al capítulo