La guerra constante contra Pehor

La guerra constante contra Pehor

¿Por qué el pueblo de Israel fue castigado en forma tan severa por el pecado de Pehor? ¿En qué difiere dicho pecado con el del becerro de oro, por el cual murió mucho menos gente? Parece que el pecado de Pehor manifiesta la desvergüenza y la falta de moderación de la persona. Este fenómeno es totalmente contrario al camino en el cual nos educa la Torá.

Podemos saber, por medio de diversos sitios del Tanaj, que el dios principal de Moab era Kemosh (Quemos) y no Pehor (Bamidbar capítulo 21, versículo 29; Melajim I capítulo 11, versículo 33; Yrmiahu capítulo 48, versículo 46, y otros). El servicio a Kemosh era realizado a través de la prosternación delante de dioses a su imagen y ofrendas que se sacrificaban ante ellos; como efectivamente es descripto en el segundo versículo de nuestro capítulo: “Ellas convocaron al pueblo, para los sacrificios de los ídolos de ellas, comió el pueblo y se prosternaron ante los ídolos de ellas“(Versículo 2). A diferencia de ello, Pehor era un dios totalmente diferente. Sus adoradores elaboraban una escultura con su imagen, se quitaban sus prendas y allí hacían sus necesidades.

Es importante señalar que la ira de Dios es mencionada justamente en el versículo que alude a Pehor! Más aún, en cada ocasión en que la Torá hace referencia al pecado con las hijas de Moab, lo define como “el episodio de Pehor“ (Bamidbar capítulo 25, versículo 18, capítulo 31, versículo 16). De aquí aprendemos, que precisamente el servicio a Pehor, y no el servicio a Kemosh, es el que pone de manifiesto la esencia del pecado de los hijos de Israel. Además, se puede dar cuenta de la gravedad del hecho, a partir del número de víctimas como consecuencia del pecado de Pehor, que asciende a 24.000, mientras que en el pecado del becerro de oro, “solamente” murieron 3.000 personas. Pues entonces, ¿qué tiene de terrible el pecado de Pehor?

Si intentamos establecer la ideología que se halla detrás del ritual a Pehor, me parece que descubriremos que ella simboliza una ideología que aún se encuentra de moda, incluso en la actualidad. Esta ideología contiene dos componentes: un comportamiento aparentemente natural por parte del ser humano; y como consecuencia de ello; la pérdida del sentimiento de vergüenza. Conforme a la ideología “de Pehor”, la persona no tiene motivo alguno para avergonzarse-lo natural, es bueno. Por ende, no hay motivo para que la persona se esconda en el momento de realizar sus necesidades básicas y naturales!

Sin embargo, el judaísmo rechaza tajantemente esta postura. La Torá inicia su relato con la Parashá (sección) de Bereshit (Génesis) a partir de la tensión existente entre lo natural y la vergüenza, cuando a raíz del pecado el hombre descubre la vergüenza existente en él, e incluso Dios mismo, le cose un taparrabos. También los cabalistas hicieron referencia a la vergüenza en el judaísmo, al decir que la palabra “Bereshit” (Génesis) invirtiendo las letras, puede ser leída como “Iaré-Boshet” (algo así como “aquel que siente reverencia, siente vergüenza”).

Según la postura judía, la función de la persona no es solamente la de ser parte de la naturaleza, sino también la de elevar a la naturaleza y completarla. Esta es la gran diferencia entre Pehor y el judaísmo.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj.

Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion".

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