División del capítulo:
Versículos 1-9: Una nueva revelación a Shlomó
Versículos 10-29: La descripción de la grandeza y la gloria de Shlomó
1. Versículos 1-9: Una nueva revelación a Shlomó
Al igual que en el capítulo 6, aquí también la reacción de Dios es la aceptación de la acción de Shlomó con ciertas reservas: la casa será será deseable y aceptada y permanecerá en pie con la condición de que los israelitas cuiden el pacto con Dios.
2. Versículos 10-29: La descripción de la grandeza y la gloria de Shlomó
a. Los versículos 11-14 parecen difíciles y sin un orden claro. En el versículo 11, el texto comienza con lo que ya conocemos sobre Jiram, el rey de Tzor, que le entregó a Shlomó los cedros y los cipreses. También escuchamos aquí acerca del oro entregado por Jiram. En el versículo 14, se cita una vez más que Jiram le dio oro a Shlomó y no queda claro si se trata de un nuevo episodio o es la continuación del anterior. Parece que en el versículo 11 hay también un resumen y una mirada al presente que se pone de manifiesto en el versículo 14. El texto quiere enfatizar que la relación entre ellos se mantiene y ahora Jiram le da oro. No obstante, puede ser que que el inicio del versículo 11 describe lo sucedido hasta el momento, cuando Jiram le envió árboles y también oro durante el tiempo de la construcción, y la palabra hebrea “Az”, “Entonces”, es, de hecho, repetida en el versículo 10, “Y aconteció al fin”, y describe lo enviado por Shlomó a Jiram en agradecimiento por toda su ayuda.
b. Los versículos 15-23 abordan el impuesto aumentado por Shlomó para construir sus diversas obras, además de las casas que ya ha construido y de las cuales hemos escuchado, mientras que el versículo 16 es un versículo entre paréntesis que explica la historia de Guezer. Aquí debe diferenciarse entre dos clases diferentes de obras de construcción. Una clase son las ciudades conocidas aquí mencionadas: Ierushalaim, Jatzor y Meguido en el norte, Guezer, Beit Jorón, Baalat y Tadmor. El común denominador a todas las ciudades es que están situadas en sitios estratégicos. La segunda clase, que la encontramos del versículo 19 en Adelante, son ciudades adicionales que eran diversos lugares de almacenamiento y depósito.
c. El versículo 24 menciona a la hija de Paró y su ascenso a su hogar adyacente al Templo. Efectivamente, en el capítulo 3 se menciona que Shlomó la alojó en la Ciudad de David hasta que terminó la construcción de su casa y la Casa de Dios y las murallas de Ierushalaim. Hay algo discordante en el hecho de que al final de las descripciones de la construcción, cuyo título principal es el Beit Hamikdash, el Gran Templo, es mencionada la hija de Paró. Shlomó aguardó finalizer todo y entonces la trasladó, lo que le concede una importancia mayor.
d. El versículo 27 vuelve a referirse a Jiram y el hecho de que esto no figure de un modo continuo, requiere cierta observación más profunda. De todos modos, escuchamos aquí acerca de un emprendimiento conjunto de Jiram y Shlomó pero en esta ocasión no se trata de la construcción de la casa sino del traslado del oro, uno de los elementos que la Torá le prohíbe al rey acumular. Los hombres de Jiram eran marinos y junto a los siervos de Shlomó partieron del puerto de Eilot, para traer el oro de Ofira. La necesidad de constituir allí la flota tenía el objetivo de convertir a Shlomó y a su reino en comerciantes de oro, ellos mismos, en lugar de basarse en las caravanas que traían el oro del sur al norte, a través de la Península Arábiga. Lo novedoso es que ahora, en lugar de atravesar toda la península en camellos, se realiza el trayecto por vía marítima. De todas formas, vemos ahora que la cooperación entre Jiram y Shlomó cambia totalmente de rumbo. Si al inicio ellos se asociaron en pos de la construcción del Beit Hamikdash, ahora lo hacen para incrementar el oro, que como fuera mencionado y como es sabido, es uno de los elementos que le fue prohibido al rey aumentar. El incremento del oro seguirá concitando nuestra atención en el próximo capítulo.