La bendición de los hijos

La bendición de los hijos

¿Cuál es el mérito de Efraim y Menashé que no tuvieron Iehudá y Biniamín y los otros hermanos? ¿Por qué justamente fueron sus nombres los que quedaron grabados en el corazón de la nación como hijos benditos a los que todos quieren parecerse?

Uno de los elementos de valor permanente que nos quedan de las bendiciones deIaacov es su bendición a sus dos nietos Efraim y Menashé. Esta misma bendición es la que los padres le dan a sus hijos en la noche del viernes, en el inicio del Shabat: “Que te haga Dios como Efraim y como Menashé”. La costumbre de bendecir con este mismo contenido no es causal. El mismo Iaacov le dijo a Iosef: “Contigo bendecirá Israel, diciendo: que te haga Elohim como Efraim y como Menashé” (Versículo 20). Es decir, Iaacov tuvo la visión de que el pueblo judío bendecirá a sus hijos con esta bendición, que le desea a cada uno que tenga buenos hijos como Efraim y como Menashé. ¿Cuál es el mérito de Efraim y Menashé que no tuvieron Iehudá y Biniamín y los otros hermanos? ¿Por qué justamente fueron sus nombres los que quedaron grabados en el corazón de la nación como hijos benditos a los que todos quieren parecerse?

Recordemos el contexto. Iosef descendió a Egipto contra su voluntad, por haber sido vendido por sus hermanos. Él se casó con

Osnat hija de Potifera, de los miembros destacados del gobierno egipcio, y tuvo dos hijos, Efraim y Menashé. Esos niños crecieron en Egipto, alejados del apoyo de una familia judía. El abuelo vive en la tierra de Israel, y así también la mayoría de los miembros de la familia. ¿Cómo serán educados estos niños? ¿Acaso podrán preservar su identidad judía, dentro de un mundo pagano con una cultura extraordinaria? ¿Acaso podrán ser parte de la tradición del pueblo judío?

Iaacov encuentra a sus nietos y descubre para su sorpresa que a pesar de haber crecido en el extranjero los niños desean vincularse con él y ser parte de su legado. Según la tradición rabínica, incluso ellos hablaron con él en su idioma y le manifestaron que a pesar de haber crecido en Egipto y a pesar de su conciencia de todo el entorno cultural que los rodea, ellos desean ser parte del pueblo judío e incluso usan el idioma hebreo que es símbolo de la tradición de los patriarcas.

Iaacov, quien entiende que el futuro del pueblo judío es el de estar disperso entre los pueblos y expuesto en cada país a la cultura imperante, solicita bendecirnos para que tengamos el mérito de ser como Efraim y como Menashé, que incluso estando rodeados de religiones y culturas marcadamente alejadas de nuestra Torá, sepamos preservar nuestra particularidad y nuestra identidad. Por ello nos pone a Efraim y a Menashé como modelo a imitar, como ejemplo y maravilla, para que siempre recordemos la importancia de nuestro vínculo con los valores del pueblo judío a lo largo de las generaciones.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Parashá baktaná" publicado por "Maguid".

 

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