Itzjak no desciende a Egipto

Itzjak no desciende a Egipto

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¿Por qué dijo Dios a Itzjak que no descendiera a Egipto? (v. 2)
RASHI: Él tenía en mente descender a Egipto, como su padre había
hecho en los días de hambre. Dios le dijo: “¡No desciendas a Egipto!
Eres un holocausto perfecto, y estar fuera de la Tierra [de Israel] no
es apropiado para ti”.
MIDRASH: El versículo dice: “Asiéntate en esta tierra” (v. 3). Dijo Rabí
Hoshiá: “[Itzjak tenía la santidad de] un holocausto perfecto. Tal como
un holocausto se invalida si se lo saca del área prescripta, del
mismo modo si sales de la Tierra [de Israel], quedarás invalidado (Bereshit
Rabá 64:3).

Torat Menajem
”UN HOLOCAUSTO PERFECTO” (VS. 2-3)
Aunque Rashi y el Midrash parecen hacer observaciones similares, hay
no obstante dos diferencias importantes entre ellos: a) El Midrash se basa
en el versículo 3: “Asiéntate en esta tierra”, una afirmación positiva, mientras
que el comentario de Rashi se basa en el versículo 2, negativo: “No
desciendas a Egipto”. b) El Midrash enfatiza que dejar la Tierra de Israel
“invalidaría” a Itzjak. Rashi escribe apenas que: “Estar fuera de la Tierra
[de Israel] no es apropiado para ti”.
Estos dos puntos están conectados: el Midrash ve a la Tierra de Israel
como el lugar apropiado para un “holocausto perfecto”, por lo que cita el
versículo positivo, “Asiéntate en esta tierra”. Rashi, sin embargo, acentúa
las cualidades negativas de la Diáspora (“Estar fuera de la Tierra [de Israel]
no es apropiado para ti”) por lo que cita el versículo negativo: “No
desciendas a Egipto”.
¿Cuál es la diferencia subyacente entre Rashi y el Midrash?
LA EXPLICACIÓN
A primera vista, uno podría suponer que, según el Midrash, Dios prohibió
a Itzjak salir de la Tierra de Israel debido a la santidad de esta, es
decir, una cualidad positiva. Rashi, por el otro lado, opinaba que la tierra
no tenía ninguna santidad en la época de los Patriarcas, por lo que
meramente enfatizó las cualidades negativas de la Diáspora.
Sin embargo, se explicó antes (Torat Menajem sobre Lej Lejá 15:18) que según
todas las opiniones, la Tierra de Israel no tenía santidad en aquella
época. Por lo tanto, Rashi y el Midrash no estarían debatiendo este punto.
Más bien, podría esgrimirse la siguiente distinción:
a) La opinión del Midrash
El Midrash afirma que “Tal como un holocausto se invalida si se lo saca
del área prescripta, del mismo modo, etc.”. Esto se basa en el principio
que todo sacrificio tiene su área prescripta. Algunos sacrificios no deben
sacarse del Atrio del Templo; otros, de un grado menor de santidad, no
pueden sacarse de Jerusalén; la Ofrenda de Pesaj no puede extraerse del
grupo de personas designado para comerla, y así sucesivamente. Este
principio no tiene nada que ver con la santidad de la tierra, sino que es
una ley general que todo sacrificio tiene su propia área establecida fuera
de la cual no puede ser extraído (véase Tosafot sobre Macot 18a).
Así, podemos suponer que como Itzjak era considerado un “holocausto”
desde que fue ofrecido en el Altar en la Akeidá, había establecida un área
específica de la que no debía salir.
¿Cuáles eran los límites de esta área?
Se explicó antes (ibíd.) que, según el Midrash en Parshat Lej Lejá, a
Avraham y familia se le otorgó la posesión de la Tierra de Israel en el
Pacto Entre las Partes. Si suponemos que el Midrash en Parshat Lej Lejá
es consistente con el Midrash aquí, se deprende que la prohibición que
Itzjak abandonara la Tierra de Israel está vinculada a la posesión de la
tierra por parte de Avraham.
Por eso, cuando Avraham ofreció a Itzjak sobre el Altar como holocausto,
toda la Tierra de Israel se volvió el área prescripta del “sacrificio”,
pues este era un límite natural, en función de que Avraham era el dueño
de toda la tierra. En consecuencia, la Diáspora se volvió área prohibida
para Itzjak.
b) La opinión de Rashi
Rashi, sin embargo, rechazó la idea de que la Tierra de Israel fue entregada
a Avraham en el Pacto Entre las Partes. Por eso, se vio obligado a
adoptar un enfoque distinto al del Midrash.
Rashi explicó antes, en Parshat Jaié Sará, que cuando Avraham envió
a su sirviente Eliezer a encontrar una esposa para Itzjak, dijo: “Ahora Él
es el Señor de los cielos y el Señor de la tierra, porque yo he vuelto habitual
que las personas Lo mencionen. Pero cuando Él me sacó de la casa
de mi padre, era el Señor de los cielos pero no el Señor de la tierra,
porque la humanidad no Lo reconocía, y Su Nombre no era habitual en
la tierra” (Rashi sobre 24:7).
De aquí vemos que, según Rashi, la Tierra de Israel (donde vivió Avraham)
se había convertido en un lugar en el que era “habitual” que la
gente mencionara a Dios, en contraste con la Diáspora donde “la humanidad
no Lo reconocía”.
En función de esto, Rashi llegó a la conclusión que Dios dijo a Itzjak que
no saliera de la Tierra de Israel porque, al ser una entidad sagrada (un
holocausto perfecto), no era apropiado para él residir en un lugar donde
“la humanidad no reconocía” al Todopoderoso.
No obstante, la elección de la frase por parte de Rashi –“he vuelto habitual
que las personas Lo mencionen”– sugiere que los residentes cananeos
locales no habían logrado un reconocimiento genuino de Dios. Más bien,
habían sido meramente entrenados para mencionar el Nombre de Dios, e
incluso eso se hacía sólo habitualmente. En consecuencia, Rashi no podía
enfatizar que Itzjak debía permanecer en la Tierra de Israel por un motivo
positivo, pues la “mención” habitual e insincera del Nombre de Dios por
parte de las “personas” cananeas no era una cualidad por la que valiera la
pena quedarse. Por eso, Rashi acentuó los rasgos negativos de la Diáspora
que era algo inapropiado para Itzjak, que era “un holocausto perfecto”.
(Basado en Likutéi Sijot, vol. 15, pág. 200 y ss.)

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