Iaacov-Hogar

Iaacov-Hogar

Ya hemos ascendido con Abraham al monte en las secciones de “LejLejá”-“Vaierá”, aramos el campo junto a Itzjak-en las secciones “JaieiSará”-“Toldot” y ahora venimos junto a Iaacov a casa-en las secciones “Vaietzé”-“Vaishlaj”.

En los capítulos 12 y 26 compartimos los conceptos de Jaza”l (nuestros Sabios de Bendita Memoria) en la Guemará, Tratado de Pesajim (página 88) que definieron el singular camino de cada uno de nuestros patriarcas: a Abraham lo compararon con una montaña, a Itzjak con un campo y a Iaacov con un hogar: “No es ésta sino la casa de Dios (Elokim)” (Capítulo 28, versículo 17); “ Y llamó al lugar El Beit El (Dios está en Beit El)” (Capítulo 35, versículo 7).

La cima de la montaña es un punto unidimensional, los espacios del campo representan un terreno bidimensional y el espacio de la casa atesora en su interior un volumen tridimensional. Hacia la montaña-ascendemos! En el campo-aramos y sembramos!Y en la casa-vivimos, una vida entera!En efecto, aparentemente hay en la casa una medida determinada de contracción, ya que su espacio es cerrado de la casa hacia el interior, y sus paredes diferencian entre él y aquello que lo rodea. Pero justamente esa contracción es la que hace posible una vida íntima, una vida plena en todas sus dimensiones: el acto de comer, beber, pernoctar, la vida íntima, amistad y amor, lectura y estudio, la crianza de niños y la conformación de una familia.

Iaacov Avinu cría a su familia con entrega y dedicación, como base para la construcción de la nación y él está temeroso y preocupadopor el hecho que nadie se pierda: “para que no sea desterrado aquel que se ha alejado de Él” (ShmuelBet, Capítulo 14, versículo 14). No como Abraham- que de su descendencia fue elegido Itzjak y fue rechazado Ishmael, y no como Itzjak-que de su simiente fue elegido Iaacov y fue rechazado Esav. El lecho de Iaacov está completo, y todas las doce tribus de Dios lo rodean cual si fuera una muralla, apegadas unas a otras y corresponsables una de otras.

Bienaventurados aquellos que ascienden al monte al alba, bienaventurados los que se apegan, hasta que asomen las sombras del atardecer, con entrega y perseverancia en el campo con el que los bendijo Dios, y bienaventurados y dichosos aquellos que por la noche,tras la jornada laboral regresan a sus casas, al buen hogar, la casa del Dios de Iaacov.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj de la serie "Meat min Haor", publicada por la Biblioteca Beit El con la colaboración de la organización "Orot"

Volver al capítulo